Capturada por la guerrilla (2/2) - Relatos Eróticos

Capturada por la guerrilla (2/2)

... detenga.”

“Y no lo olvides... Estás colocada sobre el tronco para que esos otros lugares, deliciosamente sensibles, de tu cuerpo estén fácilmente disponibles y asequibles... Me gusta cambiar de tortura... Evita que el calor se vuelva demasiado severo”, le dijo.

Emma Teling bajó la cabeza y su cabello rubio oscuro por el sudor cayó hacia adelante para ocultar su rostro.

‘Es extraño que todas hacen eso antes de que comience la tortura, casi como si quisieran mirar los clips’, pensó el coronel.

Luego hizo un movimiento circular con un dedo hacia el sargento... De inmediato se escuchó un suave zumbido cuando el sargento giró la pequeña manija con bastante lentitud.

Durante unos segundos reinó el silencio, roto sólo por el chirrido del magneto... Luego, la joven estadounidense se arqueó hacia atrás, sacando sus pechos de modo que los electrodos dentados de metal se balanceaban y se movían en la punta de cada pecho.

Su boca se abrió de par en par y un grito animal rompió el húmedo y pesado silencio de la jungla:

- “¡AAAAAAAAAAAAGGGHHH!”

Aproximadamente un minuto después, el sargento se detuvo y ella se dejó caer hacia adelante contra sus ataduras.

- “¿La contraseña?”, preguntó el coronel con voz suave.

Otro chillido inhumano rompió el silencio cuando el sargento giró la manija un poco más rápido.

Emma Teling nunca había sentido un dolor así... Era como una especie de llama que le quemaba los pezones y le robaba todo control o resistencia.

Ella ...

... quería decírselo... Quería hacer cualquier cosa para detener lo que le estaban haciendo, pero Emma no conocía los códigos.

‘Briiiiii”... “Aaaaah”

‘Briiiiii”... “Aaaaah”

‘Briiiiii”... “Aaaaah”

‘Briiiiii”... “Aaaaah”

‘Briiiiii”... “Aaaaah”

- “¡No sé los códigos!”, gritó desesperada.

El último grito fue de pura agonía cuando, por quinta vez, la corriente que surgía de sus pezones la arrojó hacia atrás en un espasmo desgarrador de tensión muscular.

- “No te creo”, le respondió el coronel, completamente impasible ante la agonía de la americana.

Luego miró a sus dos asistentes y les ordenó:

- “Cambiar los clips... Poner uno en el clítoris y el otro dentro del coño... A ver si eso es más efectivo... Torturadora, usa una bombilla para dentro, que seguro hará mejor contacto.”

Emma sintió un nuevo tipo de intenso dolor cuando la joven torturadora le quitó los clips de los pezones... Cada uno de ellos estaba marcado con fuertes manchas rojas y tan hinchado que la piel de cada pezón estaba tensa y brillante por la presión.

El coronel sonrió para sí al notar cómo ella se retorcía de dolor cuando las puntas tiernas y chamuscadas rozaban la corteza áspera del tronco... Por supuesto, cuando le volvieran a poner los clips, lo sentiría mucho más.

- “¡Noooo, no, no!... ¡Por favor, te he dicho que no lo sé!... Por favor”

A pesar de su postura pavoneada, Emma intentaba desesperadamente girar la cabeza para observar al sargento y a la joven torturadora ...