1. Una pareja de lesbianas me usó a su capricho


    Fecha: 21/11/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos

    ... tan encantado con estas dos jacas en celo que no quería disgustarlas. Para que me volvieran a llamar accedí a la petición de Emma.
    
    Me coloco debajo de su cueva y comienzo a darle lengüetazos por la entrada de su vulva. Después le separo con mis dedos sus labios mayores y repito otra serie de lengüetazos, estos ya por el clítoris y la parte interna de la vagina. A los pocos segundos noto que inunda mi boca un chorro de mi semen. Tenía razón una novicia que conocí hace años cuando decía que el esperma tiene sabor a clara de huevo. Pero a mí no me gustan los huevos crudos. Gracias a sus deliciosos jugos vaginales fui camuflando el sabor de mi lechada.
    
    Del interior de su vagina salieron dos o tres chorros más de esperma. Me los tragué casi sin saborearlos mientras le succionaba el mejillón buscando algo más de sus caldos. También le dejé el esfínter bien lamido y relamido.
    
    –¡Así se come un chocho y un culo! La mayoría de los hombres lo hacen de prisa y corriendo, le ponen menos ganas que Rosa. Con qué pasión y dedicación hace el cunnilingus Jonathan. Aprende de este maestro, Rosa, a degustar un sushi –decía Emma con la voz casi ida.
    
    Mientras yo recuperaba fuerzas, las chicas decidieron seguir con la juerga.
    
    Emma se colocó un consolador con arneses. Rosa se puso a cuatro patas y esperó pacientemente a que su macho la penetrara con garra. Emma se la introdujo en dos embestidas. Con las manos en la cintura, adoptando una actitud de chulapa, le iba propinando ...
    ... buenos caderazos.
    
    Ante aquella visión, mi polla comenzó a tomar cuerpo, a ponerse morcillona. Opté por acercarme a Emma, por la espalda, y agarrándola por la cintura le fui besando el cuello, nuca y orejas. Emma me dijo:
    
    –Mientras me zumbo el chocho de Rosa, lámeme el culo. Hazme cosquillitas en el ojete.
    
    Me puse manos a la obra y separando sus nalgas con mis manos, le pegué unos buenos morreos en el ano. Le metí la lengua bien adentro buscando petróleo.
    
    Cuando Rosa llegó al clímax, después de estar cerca de un cuarto de hora jadeando y gimiendo como una perra, intercambiaron los papeles. En la postura de misionero, Rosa, después de colocarse el consolador con arneses, se iba follando el chumino de Emma a buen ritmo, mientras le chupeteaba los pezones. Yo adopté el mismo rol de antes, lamiendo y succionando esta vez, el esfínter de Rosa.
    
    Emma alcanzó el orgasmo acompañado con unos espasmos y gemidos endiablados.
    
    Nos tomamos un descanso y decidimos darnos una ducha, pues los tres estábamos bastante sudorosos. La melena rubia de Emma estaba humedecida y algo rizada por el acaloramiento que la sesión de sexo le estaba proporcionando.
    
    ¡La noche era joven y larga!
    
    Me senté en un sofá y le propuse a Emma que se sentara sobre mi polla dándome la espalda. No lo pensó dos veces y se subió a mi cabalgadura. Mientras esta me montaba, le sugerí a Rosa que hiciera de mamporrera y nos lamiera el coño y la polla durante el folleteo. Rosa puso mala cara y no quise ...
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