AQUEL VIEJO PERVERTIDO
Fecha: 21/11/2024,
Categorías:
Gays
Autor: Lobato69, Fuente: SexoSinTabues30
... fuerte, dejándome ahí un par de moretones. Sentí riquísimo que casi se me doblaban mis piernas. El viejo me sujeto de las rodillas porque estaba hincado y yo parado y siguió mamándome mis verijas, como él les decía. Después de un rato de manera tosca me volteo y yo quede de cara a la pared. Nuevamente me chupo las piernas, pero esta vez por la parte de atrás; con su boca y lengua recorría mis extremidades subiendo y bajando, poco a poco hasta llegar al inicio de mis nalgas, las cuales también me besó y lengüeteo con gula. De pronto él se levantó y subió mi short muy fuerte; prácticamente me hizo calzón chino. Casi me levantó del piso y mi short se me metió muy dentro entre la raja de mis nalgas. El viejo jadeando me dijo con burla y lascivia:
— ¿Qué sientes? ¿Rico, no? Mucho mejor que haber ido al museo. ¿Verdad, nene? ¿Te gusta? ¿Te gusta?
Yo solo pude mover mi cabeza para indicar que sí. En ese momento descubrí porque les gusta tanto a las mujeres usar tanga. Sentía mi ano casi comerse mi trusa y se me salió el primer gemido cuando nuevamente me levanto con fuerza: mmmmmmmmggggg.
—Eso es chamaco, así deja salirlos. Gime y sentirás más rico.
Volvió a levantarme así, con mi short y mi calzón friccionándome el ano y otra vez gemí: mmmmmhhhgggg. Mis quejidos no eran largos pero eran tiernos. Cada que el viejo me levantaba, yo emitía un gemido. En ese momento que sentía los jalones me visualice y me sentí ridículo. Estar en esa posición y con el viejo jalándome de ...
... mi ropa y yo moviéndome y gimiendo a su ritmo. Volví a sentir la pena que antes me invadía. Recordaba a mi familia: tíos, primos, incluso amigos, pero sobre todo mi hermano y mi madre. Yo todo caliente permitiendo que ese viejo degenerado me sometiera. Sentí tanta vergüenza que deje de gemir, pero no quería que ese señor parara. Él me hacía sentir riquísimo y el morbo de darle las nalgas me llenaba de sensaciones nuevas e indescriptibles.
En ese momento, el viejo hizo un cambio de ritmo; probablemente incitado por el silencio que hice. Él se levantó, todavía no se desnudaba. Tampoco yo, aún tenía mi short y mi calzón aunque incrustados entre mis nalgas. Me agarro de los brazos y me arrojo a la cama; como si fuera un objeto y me quede acostado bocabajo. Caí en la cama como una mujer, no como un hombre. Me quede ahí pensativo unos minutos. Sentía las sabanas frías en mi cara, con mi mano me toque las mejillas y estaban calientísimas. Debía parecer como un tomatito rojo. Mientras tanto el señor se quitaba la ropa, quedándose solo con una playera de tirantes y sus tenis. Qué raro que no se quitó los tenis. De reojo pude ver su verga y me causo impresión porque nunca había visto una en erección salvo la mía. Él se inclinó para desatorarse el pants de su zapato y su falo seguía sobresaliendo, firme hacia arriba. Me sentí desprotegido al ver su pene duro, duro. Eso me hizo sentirme aún más desvalido ante él. Como un esclavo a punto de ser castigado por su señor o un conejito a ...