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Los jefes
Fecha: 21/11/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Por aquel entonces tenía ligues pero nada serio, ya había tenido mis incursiones en el sexo bisexual y evidentemente me gustaba así como la práctica de usar lencería incluso travestirme completamente. El matrimonio era muy agradable tanto físicamente como en el trato y me sentía muy agradecido en todos los sentidos. La mujer sobre el uno setenta de altura con un cuerpo muy agradecido culazo y algo ancho en caderas pelo color caoba largo unos ojos muy profundos boca muy sensual unos generosos pechos. El hombre poco más alto que ella delgado pero abogadoso que ella pelo canoso delgado y fibroso. A la hora del cierre normalmente las conversaciones tanto como el hombre con la mujer se Iván muchas veces por si tenía novia amiga y poco más que mi vida privada que yo contestaba con total soltura sin preocuparme en absoluto de si había segundas intenciones. A los dos meses y medio más o menos cuando cerraba con ella la cosa se ponía excitante para mí, ya llevaba un tiempo que me agradaba como mujer y solía fijarme en sus meneos a la hora de barrer o fregar o incluso cargando las cámaras frigoríficas, yo creo que ella se daba cuenta y lo hacía todavía más a propósito, llegando a ponerse más cómoda de ropa por consiguiente más provocadora. Fue una noche en concreto en que a última hora cuando la puerta del bar ya estaba cerrada se cambió y se puso un vestido sin sujetador que dejaba a las claras sus pechos bien expuestos, mis ojos no paraban de mirar aquellos ...
... suculentos pechos que ella exhibía, hasta que cruzando las miradas ella se rió diciéndome que si me gustaban sujetándolas con ambas manos. Tierra trágame pensé me puse colorado y volví la cabeza para no contestar mientras ella se acercó tras de mí me volvió a hacer la pregunta. Al volverme le dije que sí que tenía un bonito cuerpo y que estaba muy bien para su edad contestándome ella que casi podía ser mi madre. Me siento muy halagada no sabía que producía ese efecto en ti, y me parece muy interesante. Yo enseguida le dije que una cosa es que me llamase la atención y otra engañar a su marido ya que me parecía una bellísima persona. Seguimos recogiendo el bar y a la hora de salir ella besó mis labios tiernamente haciendo yo lo mismo. Aquella noche no pasa absolutamente nada más y yo me fui con un calentón de narices a casa sin saber exactamente por qué había correspondido su beso y si lo había hecho bien o había metido la pata hasta el fondo. Al día siguiente entre antes de que llegase ella compartiendo parte del turno con su marido que evidentemente estaba tan agradable y bromista como siempre, cuando llegó su mujer se dieron el beso habitual, y para mi sorpresa cuando él se dirigía al almacén hizo lo propio conmigo quedándome yo completamente paralizado. El turno de trabajo fue realmente duro ya que ella no perdía ocasión para rozar su cuerpo con el mío o tocarme el culo añadiendo miradas y algún que otro beso furtivo. Cuando cerramos y empezamos a recoger ...