El Príncipe y la Periodista 15 - Las Tribus 1 - Relatos Eróticos

El Príncipe y la Periodista 15 - Las Tribus 1

El Príncipe y la Periodista 15 – Las Tribus

(punto de vista de Rose)

No es la primera vez que veo a Caleb jugando con una de sus esclavas, aunque si es la primera vez que lo hago sabiendo quien es y prestando atención a sus juegos, más que nada porque en esta ocasión yo soy uno de sus juguetes, aunque ahora mismo tenga toda su atención puesta en Nahid.

Si había sentido extrañeza al emprender viaje de noche, no tardé demasiado en darme cuenta de los motivos, como debería haber sabido ya después de estos días, Caleb no hace nada porque sí.

Estoy segura de que el primer motivo para viajar de noche es para que yo no sea consciente de adonde nos dirigimos, viajamos durante una hora por la misma carretera que nos llevó a las minas, aunque acabamos desviándonos en la dirección opuesta, internándonos en el desierto durante al menos una hora más, porque ese es el tiempo que tardo en quedarme dormida apoyada en el hombro de Lady Nabila.

Cuando Lady Nabila me despertó con un beso en la mejilla vi que estábamos llegando a un pequeño oasis, con varias tiendas montadas.

“A Caleb le gusta llegar al campamento de las tribus al amanecer, cuando comienza la vida;” me explicó Lady Nabila al ver mi cara de curiosidad.

“¡Seguidme!” nos ordenó Caleb sin siquiera dejar que nos bajásemos del coche.

Nahid y yo le obedecimos de inmediato mientras Jake y Lady Nabila se dirigían a tiendas separadas.

“¡Desnudaos!” volvió a ordenarnos nada más entrar en la tienda.

Nahid ...

... obedeció enseguida, pero yo me quedé parada viendo el interior de la tienda: a parte de una enorme cama donde era evidente que íbamos a tener que dormir con Caleb, había un gran marco de madera y una especie de estructura acolchada, sabía que cabía la posibilidad de que Caleb me follase durante nuestra estancia con las tribus, pero no esperaba que fuese hacerlo teniéndome atada.

Finalmente reaccioné y después de desnudarme me coloqué al lado de Nahid.

Sin decirnos una palabra, Caleb agarró a Nahid y la llevó hacia el marco de madera, atándola de manera que solo podía ver su espalda, luego me agarró a mí e inclinando mi cuerpo me sujetó a la estructura acolchada, por último se acercó a un baúl de madera y sacó dos mordazas de bola de su interior.

“No quiero que vuestros gritos y gemidos no dejen dormir a Jake a mi hermana;” nos dijo sonriendo. Primero colocó la mordaza a Nahid y luego se acercó a mí, aunque yo no quería dejar que me pusiese la mordaza.

“Pórtate bien y quizás decida follarte esta noche;” me dijo mientras movía la mordaza delante de mi cara.

Esas palabras encendieron todo mi cuerpo, y abrí la boca para dejar que me colocase la mordaza.

Eso fue hace casi una hora, una hora en la que Caleb ha estado jugando con Nahid, azotando su culo, usando un látigo en su espalda, vertiendo cera caliente sobre sus tetas, masturbándola hasta llevarla al borde, una hora en la que no me ha prestado ninguna atención.

Está actuando de la misma forma que cuando le ví ...