Miguelito, el Pequeño Demente: Locuras Lechosas desde los 6 Años / 2
Fecha: 01/12/2024,
Categorías:
Gays
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: Maximiliano20, Fuente: SexoSinTabues30
... respuesta, a lo que él responde: “Ves, esto está equilibrado. Solo que yo no te comeré”, soltando una risa cómplice que rompe el hielo entre ambos nuevamente ya que era la primera vez que quién iba cuidándome era un completó desconocido.
Mientras el camión se alejaba de la ciudad, a ratos nos quedábamos callados. Aún sintiéndome un poco somnoliento, decidí cerrar los ojos parcialmente. Me recosté con mi cara hacia la ventana, a pesar de que estaba en el lugar del pasillo, podía ver el paisaje. El chico notó mi interés en mirar por la ventana y me preguntó si quería ver un poco más. Asentí con alegría y retiro el reposabrazos para que yo pudiese disfrutar mejor de la vista.
En el momento en que me apoyé en sus rodillas para ver mejor por la ventana, mi mano se resbaló, tocando accidentalmente su bulto. La situación se tornó incómoda de inmediato, y ambos nos quedamos en un breve silencio, conscientes de la situación. Intentando disimular, retiré mi mano rápidamente, mientras el chico, notando el malentendido, esbozó una sonrisa incómoda. Dentro de mi se activo esa sensación de excitación nuevamente, una excitación infantil en el que mi cerebro es más estimulado que mi pijita pues aún no podía tener erecciones pero mi mente se sentía tan bien con haber hecho eso y claro un pequeño choque eléctrico recorrió mis genitales. Mientras más quería ver más me costaba pues estaba estirado apoyado sobre la ventana con los pies apoyados en mi asiento. Después de unos minutos, el ...
... camión frenó bruscamente, provocando que cayera de sentón justo sobre el bulto del chico. Aunque él no pareció prestar atención, yo sí sentí aquel bulto esponjoso, siendo la primera vez que sentía un bulto sobre mis nalguitas redondas. Ese día yo vestía un pantalón tipo pijama de seda y unos tenis rojos, junto con una playera holgada debido al calor. La brusca frenada del camión hizo que cayera de sentón directamente sobre el bulto del chico. Dada la textura de mi ropa y la posición del incidente, pude sentir claramente aquel bulto.
El chico me tomó de las costillas y me levantó un poco, devolviéndome a mi asiento. Me preguntó:
“¿Estás bien? ¿No te lastimaste?”
Le respondí con una sonrisa, indicando que no me había lastimado y que, de hecho, encontré divertida la frenada brusca. Él sonrió ligeramente, mostrando una expresión un tanto más seria.
Mi mamá se levantó del camión para ir al baño y de paso verificar cómo estaba. La saludé y le comenté que ya tenía hambre. Me prometió unas sincronizadas y sonrió al hombre que hasta entonces no conocíamos su nombre. Aprovechando la oportunidad, mi mamá le preguntó, y él, un poco apenado, respondió que se llamaba Alejandro. Mi mamá le dijo “mucho gusto” y le preguntó cómo me había estado portando. Él, en tono de broma, respondió que bastante inquieto, y ambos rieron. Mi mamá entró al baño y, al salir, trajo algunas sincronizadas para mí y otras para Alejandro. Él agradecido lo aceptó y le comentó que no se preocupara, que ...