1. Miguelito, el Pequeño Demente: Locuras Lechosas desde los 6 Años / 2


    Fecha: 01/12/2024, Categorías: Gays Incesto Sexo con Maduras Autor: Maximiliano20, Fuente: SexoSinTabues30

    ... estábamos echándonos la plática de los dinosaurios. Mi mamá regresó a su asiento, tranquila al saber que todo estaba bien.
    
    Alejandro comió con prisa, explicándome que no tuvo la oportunidad de comprar o preparar algo, y esperaba llegar a la primera parada para conseguir algo para comer. Luego, me dijo que iba al baño, así que me moví lo más atrás posible para dejarle espacio. Mientras pasaba frente a mí, pude observar claramente ese bulto que ahora estaba a solo unos centímetros de distancia. Me preguntaba, será igual que aquella salchicha lechera de Max?
    
    Mientras el estaba en el baño mi excitación me hizo acariciar el asiento de Alejandro, mi cuerpito se emocionaba además de que dejó un aroma muy rico, olía a perfume bastante varonil. Salió del baño y ví como iba subiendo su bragueta así que note un poco su ropa interior y me percate antes de que se cerrara que se iba humedeciendo un poco por la última gota de orina. Volvió a sentarse y nuevamente ví pasar ese bulto, en mi mente solo estaba pensando que podría hacer para tocarlo, yo estaba muy decidido y podía aprovechar que era un niño así que todo cuánto hiciera podría estar perdonado para un niño de mi edad. Se me ocurrió hacerle cosquillas en la rodilla y él dio un pequeño salto aún estando sentado a mi lado. Luego, me miró con sorpresa mientras su rodilla se apartaba. Yo le sonreí y le propuse jugar a las cosquillas.
    
    Él contestó con voz algo nerviosa, diciendo: “Jeje, claro que sí, Miguelito”. Extendió su mano ...
    ... derecha y me hizo cosquillas en la rodilla, provocando que riera. En medio del bullicio en el camión, cada pasajero platicaba con su acompañante, así que mis risas se camuflajearon en el ambiente. Sentí su gran mano, con dedos un poco velludos en los nudillos, lo que agudizó mi intriga, ya que no recordaba que Max tuviera nudillos así, siendo él más joven.
    
    En medio del juego de cosquillas, tuve la oportunidad de hacer mi jugada. Alejandro volteó hacia la ventana por un instante, y aproveché para tocar su bulto nuevamente. Al volver a mirar, su cuerpo dio un pequeño salto, mostrando sorpresa. Me respondió con voz juguetona, diciendo: “Épale Miguelito ahí no”.
    
    Yo, con inocencia, le respondí: “¿No sientes cosquillas?” aunque en mi mente estaba saliendo como quería.
    
    Después de un momento, volví a quedarme quieto y retomé la conversación sobre los dinosaurios. Cuando Alejandro cerró los ojos para recordar de qué dinosaurio le estaba hablando, aproveché la oportunidad y toqué su bulto nuevamente, esta vez con un apretón medio suave, no tan rápido como antes.
    
    Alejandro volvió a verme pero está vez con cierto enfado aunque no dijo nada. En lugar de eso, me dio el nombre del dinosaurio que le pregunté. Para seguir con el juego, le hice más preguntas, esperando que se cerrará nuevamente sus ojos al intentar recordar, y me sorprendió ver qué lo hizo, esta vez volteo hacia la ventana. En ese momento, volví a apretar su bulto, y él en ves de apartar mi mano o regañarme abrió ...
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