1. Joven perdida


    Fecha: 04/12/2024, Categorías: No Consentido Autor: isabelaguado, Fuente: TodoRelatos

    ... habitación para que pudiera descansar y recuperarse del agotamiento y el estrés. Mientras se dirigían hacia allí, David aprovechó para conocer un poco más a la joven.
    
    Una vez en la habitación, David sugirió a Eva que se duchara para refrescarse y relajarse, mientras él y María se encargaban de encontrarle algo para vestir.
    
    —No te vas a quedar así toda la tarde hasta que vuelvan tus padres, ¿verdad? Con toda esa arena y el salitre —le instó David con amabilidad—. Dúchate, anda. Ya te encontraremos algo para ponerte. Puedes usar cualquiera de las batas que estén colgadas allí.
    
    —Mientras tanto, iré a dejar una nota en la recepción para que sepan que estás aquí con nosotros. ¿En qué número de habitación estás? —preguntó María con gentileza.
    
    —473 —respondió Eva antes de dirigirse al baño para tomar una merecida ducha.
    
    Mientras Eva se sumergía en el agua tibia y revitalizante, David sacó del frigorífico un brick de zumo de naranja, encontró tres vasos en el estante y sirvió el zumo en ellos con cuidado. Luego rebuscó en su mochila y extrajo unas pastillas, dejando caer una en uno de los vasos con un gesto decidido.
    
    —¿Así que zumo de naranja? —preguntó María al volver.
    
    —¿Te esperabas otra cosa? —respondió David con una sonrisa pícara.
    
    —La verdad es que no —admitió María con una risa ligera.
    
    Eva salió de la ducha envuelta en la bata del hotel, su goteando agua sobre el suelo pulido. El vapor del agua aún flotaba a su alrededor, envolviéndola en una ...
    ... bruma translúcida que realzaba su belleza natural. Sus cabellos oscuros estaban húmedos y se pegaban ligeramente a su rostro, revelando destellos de luz en cada mechón.
    
    La bata, abierta ligeramente en el escote, revelaba una sugerente vista de su piel bronceada, añadiendo un toque de sensualidad a su apariencia inocente. Aunque discreto, el escote dejaba entrever una delicada curva de su pecho. Con cada paso, la bata se movía con gracia alrededor de sus piernas, revelando brevemente destellos de la piel bronceada que asomaba por debajo. Su rostro, limpio y radiante, estaba iluminado por una sonrisa sincera y una mirada serena, que transmitía una sensación de tranquilidad y bienestar.
    
    —¡Jolín, muchísimas gracias por todo! ¿Un zumo? —expresó Eva con gratitud, sorprendida por la atención recibida—. Joe, no hacía falta.
    
    —No te rayes, hombre. Bébelo, tranquila, refréscate —instó David con amabilidad.
    
    —Gracias —respondió Eva con una sonrisa genuina, aceptando el vaso con gratitud.
    
    —Bueno, voy a ducharme yo también —anunció María—. Cuando salga... ¿queréis jugar a algo o así?
    
    —Claro —respondió David con entusiasmo, sus ojos clavados en Eva, admirando su figura en la bata del hotel y la frescura que irradiaba—. Podemos encontrar algo divertido para hacer.
    
    María asintió con una sonrisa mientras se dirigía hacia el baño, dejando a David y Eva a solas por un momento. Los ojos del joven seguían fijos en Eva, incapaces de apartarse de su belleza natural y su encanto ...