Joven perdida
Fecha: 04/12/2024,
Categorías:
No Consentido
Autor: isabelaguado, Fuente: TodoRelatos
... juvenil.
Seis minutos y medio después, cuando María salió de la ducha, encontró a Eva ya profundamente dormida en la cama, con la bata ligeramente abierta y David absorto chupando con fervor sus pezones. María, desnuda, se sentó en el sillón, abrió las piernas y comenzó a tocarse, observando cómo su esposo abusaba de aquella joven.
David alternaba entre suaves roces y firmes succiones, provocando leves gemidos en los labios de Eva. Sus manos trazaban delicadas líneas sobre sus muslos, arrancando suaves suspiros a su inconsciente cuerpo. Luego se levantó y miró interrogativamente a María.
—¿Qué opinas? —preguntó.
—Que eres un... Ya sabes lo que eres —respondió ella.
—Y tanto. ¿Recuerdas cuando te hacía esto?
Con delicadeza, colocó la mano de Eva alrededor de su miembro palpitante, guiando sus dedos para que lo acariciaran con firmeza pero suavidad. Los dedos de ella, ahora instrumentos involuntarios del deseo de David, seguían el ritmo de él, provocando oleadas de sensaciones que lo inundaban. El contraste entre el sereno sueño de ella y la frenética excitación de él aumentaba la intensidad del momento. Con cada caricia, se deleitaba en la emoción prohibida de aprovechar su inconsciencia para su propio placer retorcido.
Después de unos minutos, se aburrió y se colocó sobre la figura dormida de Eva con precisión milimétrica, con su miembro rígido en la mano. Inclinándose más cerca, se cernió sobre su rostro, con la punta de su falo palpitante ...
... tentadoramente cerca de su boca. Lentamente, trazó el contorno de sus delicados labios con la cabeza hinchada de su miembro, saboreando la emoción prohibida de sus acciones. Cada caricia le producía escalofríos.
—Empieza ya —dijo María.
Con firmeza, guió la cabeza de su miembro entre los labios de Eva, adentrándolo en su cálida y acogedora cavidad bucal. Lentamente, aplicó una suave presión, abriéndose paso entre sus dientes y penetrando en la húmeda caverna de su boca. A medida que avanzaba, saboreaba la sensación de sus labios suaves y flexibles envolviéndolo, su lengua agitándose con una respuesta inconsciente. Con cada movimiento, controlaba el ritmo, asegurándose de que la penetración en su boca fuera constante y lenta.
De repente, Eva dio un brinco, con los ojos cerrados movió la cabeza y susurró algo ininteligible. David se quedó helado.
—Papa, no... —susurró Eva, interrumpiendo el tenso silencio.
—¿Q-qué? —balbuceó David.
—Dijimos que las mamadas solo los fines de semana... —murmuró Eva, sin abrir los ojos—. Siempre haces lo que te da la gana. —se recostó de lado.
David y María se miraron incrédulos. Entonces David también susurró:
—Y entonces, ¿qué tocaba hoy?
—¿Qué día es hoy? —preguntó Eva, medio adormilada.
—Jueves.
—Los jueves es lo de la corrida en el desayuno.
—Ahh...
Y de repente, escucharon golpes en la puerta. Una voz masculina decía:
—¿Eva, estás ahí? Perdón, ¿está ahí mi hija Eva?
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Gracias por leer el relato hasta el ...