Corrompiendo a mamá Libro II -- Cap. 18 - Relatos Eróticos

Corrompiendo a mamá Libro II -- Cap. 18

... ella se ha sacado las tetas de la bata. Probablemente se ha estado estimulando los pezones aun si ahora mismo se está mostrando terriblemente asustada—. ¡Para… hijo… para… la estás destrozando… la estás lastimando…!

Pero mi hermana, con sus sendos gritos de placer, le hace saber a nuestra madre que lo está disfrutando.

—¡Más… más… más… hermanito… más…!

—¡La estás lastimando… hijo… basta, basta…!

—¡Ay… hermanito… qué rico, que rico…! ¡Aaahhh!

Las tetotas de mi hermana se están agitando de arriba abajo. Sus pezones rosados están más tiesos que una piedra, y su coño empapado no deja de dejar de fluir y de apretarme la verga desde adentro.

—¡Basta los dossss! ¡Lucy… Tito!

Me temo que mi hermana durante la edición del video tendrá que quitar esa parte donde Sugey dice nuestros nombres.

—¡Qué rico, mami, qué rico me está cogiendo mi hermanito…! ¡Dale… dale… vamos…!

Dadas las contracciones que he notado de mi hermana, creo que se ha corrido por lo menos tres veces más, aunque estas veces sin eyacular fluidos. Lucy se ha estremecido. Sus piernitas han temblando sobre mis hombros y sus ojitos azules se han torcido, quedando en blanco mientras brama como una zorrita.

Y es justo verla así, tan entregada a mí, tan hermosamente apasionada cuando nos besamos mientras la tengo ensartada, lo que hace que mis espermatozoides se multipliquen en mis bolas y quieran salir expulsados.

—¡Me vengo… hermanita… me vengo…!

—¡En mi conchita… por favor… córrete en mi ...

... conchita!

—¡No, niña, de ninguna manera! Y tú, Tito, ni siquiera se te ocurra hacer…lo…. ¡NOOOO!

Apenas puedo sacar mi verga de la vagina acuosa de mi hermana cuando chorros de semen cubren la superficie de su entrepierna, dejándola completamente manchada de mi simiente.

—¡Pero cómo has podido, Ernesto! ¿Te volviste loco?

—¡Por favor, mamá… deja de jalarme el pelo!

—¡Podrías dejarla embarazada!

—Estoy tomando precauciones, mamá —se defiende Lucy.

—¿Qué…? ¿Cómo que estás tomando pastillas niñita tonta? ¡Además… eso que han hecho, no ha sido sexo… ha sido una salvajada…!

—Sugey —le digo con una sonrisa—, no te pongas así, que esto no es nada comparado a como hemos cogido tú y yo.

—Mírala, hermanito —me dice Lucy sonriendo, mientras está recostada sobre mi pecho, jugando con mis tetillas—, parece que nuestra madre se ha puesto celosa…

—¿Celosa yo? —grita mamá, cubriéndose sus enormes tetotas con la bata de baño— ¡Par de desconsider…! ¿Es tu teléfono el que está sonando, Tito? ¿No se supone que debíamos apagarlo?

Es verdad. Recuerdo haberlo apagado para evitar que nuestro padre nos llamara, pero eso lo solucionaré en un segundo. Mientras mi madre sigue furiosa, regañando a mi hermana, yo me levanto desnudo y me dirijo al sofá kamasutra (el cual debería de usar con mi madre antes de irnos, para bajarle el coraje) donde dejé mi teléfono.

Estoy a punto de apagarlo cuando veo que quien me está llamando es mi padre. De repente me pongo tan nervioso ...