1. El sueño de Martha


    Fecha: 15/12/2024, Categorías: Incesto Autor: WastedYears, Fuente: CuentoRelatos

    ... la escuchó gemir un poco más —No empujes, deja que yo me siente… —Martha sintió el calor de la excitación recorrer su entrepierna y aunque se moría de ganas por asomarse, se quedó inmóvil con la oreja casi pegada al borde de la puerta. Su hermana estaba follando y por lo que escuchó, estaba a punto de darle el culo a su amante. ¿Pero quién era? Se le ocurría al menos una decena de amigos mutuos que darían lo que fuera por cogérsela y al menos dos de ellos se lo habían propuesto en alguna ocasión. Sabía que su matrimonio tenía altibajos, pero no para llegar a una infidelidad; lo que sea que la haya motivado para hacerlo, tenía que ser algo definitivamente muy bueno.
    
    —¿La saco?
    
    —No... Métela toda, pero despacito. —contestó su hermana entre suspiros, luego de una breve pausa.
    
    —¿Así? Estas bien apretada… —dijo su amante. La cama comenzó a rechinar, seguramente por sus movimientos. “¿Estará sobre ella, o la tendrá en 4?” Pensaba Martha, ansiosa por asomarse, pero como la habitación estaba completamente a oscuras, era más fácil que ellos la vieran a ella, por lo que continuó inmóvil junto a la puerta. Era todo un nuevo nivel de excitación, pues imaginar a su hermana empalada, le recordaba la vez que accidentalmente vio a sus padres follar, cuando apenas entraba al colegio.
    
    —Ponme más lubricante, ya me dolió poquito. —dijo su hermana casi como si le estuviera hablando a un bebé. Por unos segundos no escuchó nada, hasta que finalmente su amante bufó al mismo tiempo que ...
    ... ella dejaba escapar un agudo gemido. —¡Me entró hasta el fondo!
    
    —¿Me muevo?
    
    —Si, pero despacito. —Martha no pudo aguantar el morbo y finalmente se asomó por la abertura de la puerta. Constanza estaba sentada sobre él, cubierta completamente con las sábanas. Ambos cuerpos se movían lentamente, y sus gemidos acompasaban el sutil movimiento de sus caderas. Estaban culeando despacio y de manera tan despreocupada, que daba la impresión de que no era la primera vez que lo hacían. “Pero ¿quién es?” Se preguntaba una y otra vez, tratando de identificar la voz, que de hecho, le parecía familiar. —¿Esto querías, cabrón? ¿Follarte el culo de tu madre? —Las piernas de Martha temblaron y abrió los ojos hasta casi salírseles de sus cuencas. Estaba helada, pero la excitación se había disparado al punto que sintió como su entrepierna empezaba a escurrir.
    
    —Estás bien apretada, mamá, ya casi me corro.
    
    —¡Ni se te ocurra venirte todavía! Que me costó mucho trabajo meterte… —Le dijo Constanza entre risas. Poco a poco el movimiento fue desplazando la sábana hasta que su cuerpo quedó totalmente al descubierto. Estaba desnuda, con el cabello amarrado en una cola y casi acostada sobre su hijo, que jugaba con sus tetas con ambas manos. Benjamín movía sus caderas despacio, embistiendo delicadamente a su madre, que gemía con cada movimiento. El también resoplaba y le decía cosas ininteligibles.
    
    De pronto su hermana se echó hacia atrás, exponiendo sus pesados pechos y parte de la cara de su ...
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