Un árabe me da leche en la calle - Relatos Eróticos

Un árabe me da leche en la calle

... cariñosa. Me acerqué a su boca y me rechazó. Con la otra mano le agarré la cara y le volví a meter la lengua. Uff, ese sabor. Ahora la sandía se mezclaba con el sabor de su leche. Yo estaba a mil. Jugamos un poco con las lenguas y nos separamos, otra vez intentando llevarme conmigo lo más que pudiera de su saliva. Me relamí y terminé de limpiar alrededor de mis labios. Él se subió el pantalón y sonrió. Sin decir nada, porque no hacía falta salidos del escondite entre el garajé y el portal y le dije "Hasta luego", mientras sonreía y le cogía la polla por encima del pantalón. Él sonrió y cada uno siguió su camino. Sabía que todavía tenía restos de su leche en mi cara, pero no me importaba, no había nadie en la calle. Y si llego a cruzarme con alguien da igual, era una zorra y quería que la gente lo supiera.

Al llegar a casa con un dolor de huevos terrible, me quité la ropa, me tiré en la cama y me hice una paja que no duró ni 1 minuto pensando en aquella polla entrando y saliendo de mi boca y en la leche que se me secaba sobre la cara. La única cosa mala de todo esto es cuando al día siguiente me despierto y sigo pensando en él y me jode porque es muy probable que no vuelva a ver a aquel marroquí con sabor a sandía.