Memorias de un Dom: Minerva
Fecha: 23/12/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Sir Volka, Fuente: CuentoRelatos
Pasaron exactamente cuarenta y cuatro minutos desde que la última persona había abandonado las oficinas de aquella torre comercial, por lo cual me encontraba completamente solo, bajo una luz cálida y tenue en mi escritorio de ejecutivo.
El portero electrónico sonó con perfecta sincronía a la hora que se lo había indicado. Pulsé el botón que le daría acceso al edificio y procedí a buscar un par de copas para llenarlas con un exquisito Malbec de buena cosecha que tenía guardado para ocasiones especiales en pos de celebración, y este caso no era una excepción. Las redenciones eran tan dulces como las notas de ciruela, cereza y mora que ofrecían el vino que había servido.
La puerta principal estaba entreabierta, y el camino hasta mi ubicación ella ya lo conocía de memoria, así que me dispuse a esperarla en la comodidad de mi acolchonado asiento. Cuando su figura se hizo presente en el umbral de mi oficina, la sensualidad de las curvas que exponía su vestido estaba a tono con la fragancia que inundó el lugar.
—Has sido puntual, Minerva. Eso me agrada en demasía —dije mirando fijamente el color esmeralda de sus ojos que parecían destellar ansiedad.
—Me gusta complacer sus pedidos, Mi Lord —repuso con una tímida sonrisa.
—Toma asiento, por favor —respondí al mismo tiempo que le indicaba la copa situada al borde del otro lado del escritorio.
El marfil de su piel contrastaba a la perfección con el vestido negro de seda fría, el mismo que con antelación había aprobado ...
... para esta reunión. Compensaba su acotada estatura con unos tacones de ocho centímetros que parecía dominar a la perfección, lo que le agregaba un toque de elegancia a su porte.
—Antes que nada, quisiera pedirle disculpas por lo que ocurrió la última vez. La situación creo me superó por completo y… —Cesó sus palabras cuando le indiqué silencio con mi índice posado sobre mis labios.
—No me sirven las palabras, Minerva. Solo confío en los hechos, ya sabes eso de mí —repuse luego de unos segundos vacíos que lograron incomodarla aún más—. Hoy podrás tener tu redención, no me importa nada más allá de eso. ¿Entendido?
—Sí, Mi Lord —respondió y acto seguido tomó la copa que acercó trémula a su boca pintada de carmín.
—Estás de acuerdo con que todo esto va a suceder bajo tu consentimiento, ¿verdad?
—Lo estoy, Mi Lord —repuso con voz suave.
—Verás, Minerva. Cuando indico orden alguna es porque con antelación pude tomar en cuenta en mi mente acerca de los riesgos y posibles percances que pudiese esta ocasionar, no necesito que me des explicaciones de absolutamente nada, sé lo que hago. —Giré para mirarla a los ojos, los cuales me seguían mientras me levantaba para ir al ventanal de mi oficina—. El morbo y el riesgo tienen lazos muy estrechos, y la confianza que depositas en mí debe demostrarse dejándote guiar. En una sesión avanzada no prestaré atención a otras palabras que no sean las de seguridad para detenerme, ¿comprendido?
—Tiene usted completa razón, Mi Lord. ...