Memorias de un Dom: Minerva
Fecha: 23/12/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Sir Volka, Fuente: CuentoRelatos
... quién es Max y cómo lo engañas conmigo cada vez que así lo requiero. No saben lo puta que eres, ni lo sádico que yo puedo llegar a ser. Pero aun así, pueden juzgar a su manera a un hombre vestido de traje y una hermosa mujer dándole una buena mamada.
Ella siguió mis tácitas indicaciones y comenzó a devorar mi verga como si no la hubiese probado en años, lo cual me indicaba que el morbo le estaba ganando a sus miedos esta vez.
Tomé su acomodado cabello con fuerza para embestir su boca de manera violenta para arruinar de la mejor manera su delineado mientras le saltaban las primeras lágrimas.
—Ahora seguramente nos están viendo dos o quizás tres personas, Minerva. Quizás alguno pueda pensar que eres una zorra buscando un buen ascenso, o una secretaria puta que me brinda un poco de aire ante una ofuscada rutina. —La saqué de su boca por completo y la tomé por su cuello para que me mire—. Ninguno nos conoce, pero pueden ver lo puta que eres, Minerva. ¿Es eso lo que te calienta? ¿Qué vean lo bien que puedes mamarla y lo mucho que lo disfrutas?
—Sí, Mi Lord. Me calienta mucho.
—Así me gusta —repuse mientras le daba un par de cachetadas en su rostro.
Volví a coger su boca por unos segundos más hasta que las arcadas se hicieron más intensas, entonces me separé de ella para buscar la botella de vino en el escritorio. Se la extendí y la obligué a beber todo lo que pudiese.
También acerqué una de las sillas y la puse lo más cerca del ventanal. La tomé con fuerza ...
... del brazo y la puse de pie. Luego saqué sus pechos por fuera del escotado vestido y lamí sus pezones de forma frenética. Acto seguido la puse de rodillas con la silla, ofreciendo sus pechos al ventanal y arranqué la diminuta tanga que traía para que dejase expuesta toda su humedad.
Me saqué la corbata y la puse alrededor de su cuello para tomarla como una perra se merece, luego llevé mi verga bien lubricada por su saliva a la entrada de su palpitante vagina y la penetré profundamente para sentir el infierno que ella llevaba dentro.
—Ahora todos pueden ver tus pechos y lo mucho que te gusta que te maltraten, maldita puta.
—Ay, sí. Me encanta —replicó entre gemidos
La embestí con fuerza mientras no soltaba la corbata que rodeaba con firmeza su cuello. La empujé una y otra vez mientras con una de sus manos se apoyaba en el grueso vidrio del ventanal, ofreciendo una caliente escena para aquel que pudiese fijarse en esa ventana iluminada en particular.
—Dime cuánto lo disfrutas, puta de mierda —le dije con voz gruesa.
—Mucho, Mi Lord. Ah, me voy a venir —contestó con voz entrecortada.
Mis movimientos frenéticos continuaron sin cesar mientras sentía como todo su cuerpo convulsionaba ante el inminente placer de un intenso orgasmo, lo que me calentó tanto que me llevó a inundar su vagina con mi semen.
Nos quedamos en esa posición por algunos segundos, mientras le quitaba mi corbata y besaba su espalda. Ella aún tenía algunos espasmos por la intensidad de su ...