5 sentidos - Relatos Eróticos

5 sentidos

... introduciendo su pene en el ano de la morocha.

Doctor –aaahhaaaaagagagaaaaaaaaaaagggg – le estaba dando si parar una a lado de la otra la morocha gozaba como él, las embestidas del doctor mientras introducía un par de dedos en la concha de Laura y con el pulgar en el culo, de forma muy rápida

Estaban tan cerca a que al girar la cabeza del place que les producía con que el doctor le ocasionaba, sus miradas en enfrentaron que tal fuerte era el gas del doctor que ella comenzaron nuevamente a besarse.

Sus lenguas jugaban dentro de cada boca mientras que a la vez gemia con querían tomar aire en el placer.

Luego el doctor decidió cambiar de posición y ahora el sexo anal era para Laura y el dedo para Maríaasí estuvo un rato

Maria y laura – OOOOOOhhhhhhmmmmmmuuauauauaucccchchaaaaaaaaaaooooooohhhh –

Doctor – ahora a tomar la leche - ambas se pusieron de rodillas mientras el doctor se comenzaba pajear como loco

Doctor – aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh – comenzó a soltar un cantida extrema de esperma que baño la cara y pecho de las oficiales con leche.

Ya cansados los 3 el doctor escucho ruidos desde arriba de su guarida que se vistió rápido dejando a las chicas dormidas y confundidas con el gas como con lo sucedido, este tomo un arma y salió. Se encontró con un par de soldados y al capital Gómez a unos metros que se escondió detrás en muticulo para disparar contra ellos, puso en la mira de un rifle a Gómez y de pronto dos disparos ...

... salieron. Pero fueron impactados hacia el Doctor KimiKo, uno en el brazo derecho y otro en el hombro izquierdo.

Había sido las oficiales Laura Conztanzo y MariaJuliani que se les había pasado el efecto del gas y se vistieron rápidamente para salir tras de el. Para impedir que mate a unos de sus compañero.

El doctor fue arrestado y la oficiales Conztanzo y Juliani fueron condecoradas.

FIN.

2_ oir (depresión)

*******************relato en primera persona******************

Esta historia ocurrió el verano pasado, cuando yo aún tenía 18 años. Era 15 de enero, o lo que es lo mismo, era el día en que mi madre y yo nos íbamos a la casa que tenemos en la costa. Me llamo Nicolás y soy de capital. Vivo con mi madre, Sonia, una comerciante de 44 años. Ella estaba muy enamorada de mi padre, que era 3 años mayor que ella y que por aquel entonces era abogado. Y digo era porque lamentablemente un derrame cerebral se lo llevó hace un año y medio.

Perderlo fue un golpe muy duro para nosotros. Yo lo fui superando con el paso del tiempo, pero a mi vieja le estaba costando mucho más. A lo largo de ese año y medio ella había tenido bastantes altibajos con varios episodios de depresión y, lejos de pasar página, se había ido empeorando peor. Sólo salía de casa para ir al trabajo y realizar las compras necesarias, y apenas mantenía el contacto con sus amigas. Ahora su vida se limitaba a su trabajo y a las tareas domésticas. Ya ni siquiera vestía como antes. Mi madre siempre había estado ...