1. Cuando me tiré al profesor de la uni


    Fecha: 11/01/2025, Categorías: Hetero Autor: DominusBleatus, Fuente: TodoRelatos

    ... si me facilitaban las cosas. Sí, ya lo sé, una zorra de cuidado y peligrosa, pero no menos que otras en esta facultad y en este mundo. Al final resulta que ladraba más que mordía, ya os daréis cuenta.
    
    Averigüé dónde vivía el profesor, Roger, y aunque tienen prohibidísimo relacionarse con estudiantes según el código deontológico de la Universidad, allí fui yo, con mis calcetines altos azules, unos mocasines y nada más, todo ello resguardado bajo un caro y cálido abrigo gris, obsequio de mi madre. Sería difícil que se resistiera. No me tiro flores pero una chica de veintipocos, rubia, ojos azules, cara de muñeca, labios glosseados pon-tu-polla-aquí, arrebol en las mejillas ante el frío nocturno de las diez de la noche alpina, y un cuerpo trabajado, rosado, de pechos firmes y pezón rosado con la areola no muy grande que pedían guerra constante, y que si me distraía, podía hacer que eme corriera solo con retorcerlos. Tenía vientre plano, cintura marcada y pubis rasurado con los labios entreabiertos que pedían contenido en el continente, que iba a estar prieto y a tu gusto, y hasta un culo la mar de colaborador en el que había encajado un plug metálico con cola de conejo morada, pues como que hasta yo me follaba, nenes y nenas que estáis leyendo esto. Suena muy egotista pero más de una vez me masturbaba delante del espejo porque aparte de ser muy sexual, me pongo a mí misma y me encanta.
    
    Para mí, hay veces que mis fantasías son casi físicas.
    
    Así que Roger abre la ...
    ... puerta, volvamos a la acción. Está aún peinado, con un flequillo divertido y un par de hebras cayendo sobre su frente. Lleva unas gafas para pocas dioptrías, tiene unos labios carnosos sobre los que ya me sentaré, enmarcados en una cuidada barba castaña con solo una o dos hebras de plata. Físicamente, ahora que lo veía solo con una camisa, sin su habitual americana parda y jersey conservador, estaba macizo el cabrón. Era conocido que cuando hacía bueno iba a remar. Está remangado y entre el vello de los brazos adivino un tatuaje al que no presto mucha atención. Lleva unos pantalones vaqueros y va solo en calcetines.
    
    Me dice que no puedo entrar, Selene, que eso es inapropiado, no está bien visto, las reglas de la universidad, no puede ser, pero que por ser yo no informará por esta vez...
    
    Las palabras mueren cuando dejo caer el abrigo. El frío me azota, pero vale la pena por verle los ojos desencajados. Si esto fuera un manga o un anime habría salido disparado por la presión de los chorros de sangre de su nariz.
    
    Me hace pasar raudo, antes de que me vean. Es entonces, cuando he entrado cuando ve la colita de conejo. Solo ponerme ese accesorio me ha puesto bastante cachonda. Vuelve a abrir la puerta y recoge el abrigo para colgarlo en la percha. Yo aprovecho y en la mano llevo dos cámaras IP ultracompactas y pequeñas, del tamaño de un jodido botón que pongo en dos ángulos estratégicos sin que se dé cuenta. Cuando se gira me ve en medio de su salón, de pie y descalza, los ...
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