Los obreros frente a mi casa v - Relatos Eróticos

Los obreros frente a mi casa v

Después de un fin de semana de guardia en el hospital, solo quería que dormir, había llegado sobre las dos de la madrugada a casa, simplemente me desnude, puse el ventilador a una velocidad suave, abrí la cama y caí de bruces sobre las sábanas que me acogieron como un angelito exhausto y derrotado. Pero aún así los cabrones de la obra no tuvieron compasión alguna, no eran ni las siete y media de la mañana cuando ya empecé a oír movimiento de vehículos, obreros vociferando cualquier chorrada, el arranque de las maquinarias y la sirenita típica de la grúa poniéndose en movimiento.

Cogí mi almohada, y me la enrosque a la cabeza intentando mitigar aquel escándalo, muy pronto empezaron a entrar los primeros rayos de sol por mi ventana que estaba de par en par, el ruido iba en aumento y mi ansiedad empezó a convertirse en desespero por conciliar el sueño. Estaba desnudo, boca abajo, mi trasero podía notar el calorcito de algún rayo de sol que impactaba directamente en el, no había elección o cogía una metralleta y asesinaba a todo aquel que se moviera por aquella puta obra o me resignaba y me tomaba un café bien cargado y me ponía en marcha.

Decidí esto segundo por estima a mí profesión, os lo aseguro, pero no me faltaron ganas de realizar lo primero, me revolví furioso, con la almohada roscada a mi jeta, temía el impacto de la luz directa del sol en mis ojos, por lo que permanecí con ella encima de mi cara durante unos instantes, mi verga estaba tremendamente dura, ...

... acerque mi mano a ella y la agarre deslizando mi mano una y otra vez por toda su longitud, luego escupi sobre mis dedos y conforme me la meneaba acariciaba mi glande lubricandolo y sintiendo un autentico autoplacer.

Me había levantado furioso, pero cachondo, teniendo en cuenta que desde el viernes no había descargado mis huevos debian estar bien cargados de leche, así que mi mano empezó a bombear sobre mi pija, mi mente a pensar en algun momento torrido con alguien que me pusiera muy guarro, pero no se porque siempre veia la imagen del torso desnudo de Ramiro, aquel pezon atravesado por el pircing, y ese tatuaje tan morboso que dibujaba su brazo y cuello. Mi mano seguía dándome placer, mi dedo pulgar acariciaba mi capullo ya humedecido de precum, veía la cara de aquel chico, para mí super lindo, estaba completamente abducido por el placer absoluto que yo y mis pensamientos me autosatisfacian con aquella paja mañanera que pretendia ser mi valvula de escape a aquella ansiedad, cuando de repente alguien pego un fuerte silvido y una voz llegó a mis oídos.....

- ehyyyyy......tío.....que buen comienzo de día y semana te estás marcando no?

Me quite la almohada de la cara de inmediato, el sol me dejó ciego durante unos largos segundos sin poder ver de donde venía aquella voz reconocible, por fin mis ojos se fueron adaptando a la luz del día conforme me los restregaba una y otra vez y de pronto mi vista fue dibujando la silueta de aquel macho cabron que había tenido la osadía de ...