El confidente de todos (5)- la visita al pueblo - Relatos Eróticos

El confidente de todos (5)- la visita al pueblo

... pues realmente no fue más que aprovechar la ocasión, sin más"

Abuelo: “bueno ahora creo que ya sabes por qué, pero y tu ¿Porque lo haces?"

Nuevamente mi abuelo me desarmaba, era yo el que venía a preguntarle y a recriminarle su actitud, y sin embargo le había dado la vuelta a la tortilla y ahora era yo el que se encontraba en una tesitura incómoda y dando explicaciones de mi actitud.

La verdad es que hasta esa pregunta poco o nada me había parado a pensar por qué hacía todo esto, simplemente me había dejado llevar.

Mi abuelo estaba callado frente a mí, paciente esperando una respuesta, yo dudaba si mi abuelo sería la persona correcta con la que hablar de estos temas, sin embargo, no sé porque, pero me solté, a fin de cuentas éramos familia, sino podía confiar en la familia, en quien podía confiar.

Yo:” abuelo no te sabría decir, no sé cómo llegue a todo esto, las circunstancias me han traído hasta aquí, y realmente no sé ni quiero pararlo...¿Soy una mala persona por desear ver a mi madre disfrutar con otros hombres?"

Mi abuelo sonrió, y de una manera tierna y cariñosa, cosa que me sorprendió ya que nunca lo había oído en ese tono me tranquilizo.

Abuelo:” no te preocupes hijo, es normal, eres muy joven todavía y con las neuronas alteradas, todos hemos pasado por ese trance, y si además tú tienes una mujer así en casa…bastante bien lo haces"

Estuvimos un buen rato hablando distendidamente, nunca habíamos hablado así, ni habíamos coincidido tanto tiempo, ...

... la verdad es que me gustó, y cambio mi percepción de mi abuelo, sentí que teníamos más en común de lo que pensaba, que su comportamiento serio y distante no eran más que una fachada.

Aunque no sé cómo lo hizo, pero al final terminamos hablando todo el rato de mi madre, y lo peor de todo es que me convenció para que lo ayudase a disfrutar una vez más con ella.

Su plan no parecía muy complicado, la idea era que lo acompañase esta tarde a su partida diaria y del resto se encargaría el, yo podría verlo todo sin problema y sin que mi madre lo supiese y así podría comprobar con mis propios ojos que mi madre era una ninfómana, una mujer adicta al sexo, aunque según el abuelo ella aún no lo sabía.

Y así nos fuimos a comer, la comida fue como siempre distendida y amena, después del postre como siempre mi abuelo se marchó a jugar la partida, y como habíamos quedado, a la hora más o menos le dije a mi madre que me iba al pueblo a despedirme de los colegas, y que me pasaría a ver al abuelo para poder despedirme de el, para quedar allí y salir directos a casa.

Así pues, tras las despedidas y besos de rigor con el resto de la familia me fui directamente al bar donde jugaban todos los días.

Cuando llegue ahí estaban los 4 en plena partida y como siempre con cierta tensión entre ellos, alegrándose y burlándose los ganadores y refunfuñando y chillando los perdedores.

Me hacía gracia como se lo tomaban tan enserio, parecía que les iba la vida.

Cuando me vieron me saludaron ...