El confidente de todos (5)- la visita al pueblo - Relatos Eróticos

El confidente de todos (5)- la visita al pueblo

... pago de su deuda.

Y así llegó el viernes, yo estaba nervioso, excitado, ilusionado con la posibilidad, a media mañana recibí una gran noticia, mi primo me mandó un WhatsApp indicando que mi tío, ósea su padre no podría venir este fin de semana al pueblo ya que al parecer le había surgido un problema en el trabajo.

Las cosas no podían ir mejor, un problema menos.

Así a media tarde mi madre y yo nos fuimos para el pueblo, yo había cogido toda la burundanga que me quedaba, y que me había dado mi tío, con la esperanza de poder usarla, incluso se me ocurrió echarlo en la comida y drogar a toda la familia, pero me parecía muy heavy, así que pronto lo deseché.

Una vez llegamos al pueblo, mis primos y mi tía ya habían llegado, nos saludamos de forma efusiva como siempre, me fijé en mi tía como siempre estaba muy guapa, aunque vestía de una manera sería y sobria, nada que ver con mi madre.

Mi tía era una mujer muy atractiva y debajo de esas ropas anchas se intuían unas bonitas curvas, mi madre por el contrario, aunque no llevaba nada exagerado ni extravagante en esta ocasión, si era mucho más atenta con sus ropas e incluso maquillaje, siempre estaba guapa, bien maquillada y vestida se dejaba intuir un bonito cuerpo esbelto y moldeado, mi madre se sabía deseada y le gustaba, por lo que no perdía detalle en insinuar o mostrar sus atributos a todo aquel que los quisiera ver, resumiendo mi madre era mucho más atrevida vistiendo que mi tía, más canchera le iba el morbo y ...

... excitar a los hombres, mientras que mi tía era mucho más discreta y prudente, con bastante pudor a la hora de enseñar su cuerpo..

Me fijé en mi abuelo, vi como éste devoraba a mi madre, mientras ella le sonreía con la mejor de sus sonrisas, incluso pude ver como mi abuelo bajaba más de la cuenta su mano al darle los dos besos de rigor a mi madre, esa mano estaba sobre el culo de mi madre, sin que está hiciese nada por evitar esa situación.

También me fijé en Jorge, y al igual que mi abuelo devoraba con la mirada a mi madre.

Después de las presentaciones de rigor mi madre se fue a la habitación a recoger las cosas que traíamos, yo me fui con mi primo, estaba ansioso por ver cómo lo podríamos hacer, mientras mi abuela y mi tía hacían carantoñas a mi primo pequeño.

Ese día cenamos, hablamos de forma distendida y nos lo pasamos bien, ya entrada la noche los pequeños nos fuimos a la habitación, mientras los mayores se quedaron hablando.

Mi abuelo se fue al salón a ver la televisión mientras las mujeres, es decir, la abuela, tía y madre recogían los restos de la cena y se perdían en la cocina, hablando de sus cosas.

Cuando vimos que mi primo pequeño se dormía Jorge y yo comenzamos a maquinar cuando y como podríamos hacerlo, me sorprendió que Jorge estaba súper animado, tenía buenas ideas y parecía no importarle que mi sueño se pudiese hacer realidad, por primera vez sentí que quería ayudarme y reconozco que me gusto.

Yo:” bueno Jorge, tengo claro cómo podemos ...