Jorge y Alejandra
Fecha: 27/01/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: MartinyMarcela, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Jorge, me gustan mucho los relatos eróticos, los leo a menudo y hoy quisiera contarles mi historia. Soy dueño de una Pyme, un mini supermercado para ser más preciso. Tengo cuatro hijos: Alina, Aldana, Agustín y Florencia y mi actual mujer se llama Alejandra, que es mi amor y la protagonista de ésta narración.
Todo se remonta a 2003. Yo estaba -digamos que felizmente casado con Teresa-, una mujer hermosa que me dio tres hijos maravillosos, en ese entonces la mayor (Alina) tenía 8, la segunda (Aldana) 6 y el tan buscado varón (Agustín) 4 años.
Con Tere éramos muy pasionales, y para adentrarme más con la historia me iré a la década del 90. Ella tenía unas caderas y un culo enorme y eso me volvió loco desde el primer día. Primeramente fue la empleada doméstica en casa de mis padres y a mí me gustaba mucho. La morocha siempre traía puestos unos jeans que se los untaba con manteca y yo me mataba a pajas luego de verla con esos pantalones tan sexis pasar el plumero a los muebles y hacer sus cosas por la casa. Siempre fui un loco por los culos y el de Teresa era hermoso.
Ella era mayor que yo, y por cosas de la vida nos fuimos acercando, palabras van palabras vienen llegaron las primeras tomadas de mano, un beso tímido y así nos fuimos entusiasmando con el pasar de los días.
Nos encamábamos a escondidas de mi madre y después ya cogíamos con más asiduidad. Hasta que un día a media mañana descuidó sus quehaceres, nos encerramos en mi habitación y mamá me encontró ...
... desnudo en mi cama con Teresa la mucama montada sobre mí. Ahí no nos quedó otra que blanquear, se quedó a vivir conmigo, compramos una cama más grande y al tiempo quedó embarazada de Alina, nuestra primera hija.
Nos pusimos un almacén en la parte de adelante de la casa y vivíamos de eso. Pasó el tiempo, se agrandó la familia y ya teníamos tres hijos. Tere estaba muy hormonal y quería quedar embarazada por cuarta vez.
Año 2003, la vida transcurría normal, hasta que una mañana vinieron al negocio por primera vez dos chicas divinas, estudiantes de odontología que se mudaron al barrio alquilando en el edificio de la siguiente cuadra a nuestra casa. Una de pelo oscuro, morenita muy linda y una rubia que estaba el triple de linda que su compañera. Verónica y Alejandra.
Yo me calenté con la rubia, esa piel tan blanca, una carita de inocente pero con aires de puta a la vez, y tenía un tremendo culo para mi desgracia.
Alejandra empezó a venir mas de seguido al local, me calentureaba y yo a ella. Yo era un tanto más grande de edad que ella pero me gustaba, verla llegar me hacía sentir bien, me esmeraba al atenderla y forjamos una complicidad incipiente entre los dos.
Yo la llamaba Ale y ella me decía Jor. Era divina. Yo ya estaba loquito por su carita, su voz, su pelo y su cuerpo. Tenía una cara de angelito y lo combinaba con un cuerpazo infernal y para peor se daba cuenta de mis intenciones y me hacía una voz de nena inocente.
Un día las termino de atender a las dos ...