Jorge y Alejandra
Fecha: 27/01/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: MartinyMarcela, Fuente: CuentoRelatos
... abiertamente le confesé que me enamoré de otra mujer. Le conté que era la rubia de la otra cuadra que nos venía a comprar al negocio y así fue como me fui de casa.
Ya en nuestro nidito de amor cogíamos todas las noches. Ale estaba más que hermosa y tenía un culazo más apetecible al de aquella nuestra primera vez. Nos casamos por civil en una casa quinta y las cosas nos salían bien. Empecé con el emprendimiento del mini supermercado, pudimos montar su consultorio para así poder ejercer su profesión y le regalé el auto de sus sueños: un Volkswagen Gol de tres puertas.
Pasaron los años, y aquella flaquita divina se transformó en tremenda milf.
En el 2015 le entró el deseo de quedar embarazada. Y su sugar daddy se la tuvo que coger y mucho hasta que por fin le cumplió lo que quería.
Tuvimos a Florencia, nuestra hija y la criamos con mucho amor.
La maternidad la transformó en un hembrón. Era adicta al fitness y obsesiva con sus curvas. Tenía unas tetazas enormes, pancita plana, unas caderas anchas y ese culo seguía impoluto, firme, muy parado y tentador. Todo el mundo la miraba de atrás y ella se relamía por sentirse deseada.
A la noche cuando lográbamos hacer dormir a nuestra hija nos metíamos en la cama y Ale me narraba todas las groserías que le decían los hombres por la calle cuando le miraban la cola. Yo me calentaba a full, ella me chupaba la pija y terminábamos cogiendo de un modo animal.
En el fondo me motivaba y mucho que se calienten con mi ...
... mujer.
Y así llegamos a la actualidad, yo tengo 60 años, y no hace falta recordar que a Ale le saco varios de diferencia. Ella sigue hermosa, lo que si es toda una señora decente y de su hogar, cosa que no quita que se vista por demás guarra, con calcitas, shorts y jeans que le resaltan su tremendo orto. Sigue yendo al gimnasio y tiene un cuerpazo.
En el plano sexual ya me cuesta un poco mantener una erección plena. Si bien hacemos el amor siento que no puedo complacerla como antes, tal vez estando yo sobre ella aguanto un tanto más, pero si mi mujer está montándome o se me pone en cuatro patas sinceramente acabo rápido.
Ella trata de consolarme diciendo que le encantó pero en el fondo me invade la frustración porque Ale se queda con ganas de seguir.
Nos mudamos a un barrio céntrico. Nuestro departamento es vidriado de cara a la calle y en el lado de enfrente tenemos más edificios de departamentos similares al nuestro.
Un día Ale decidió tomar sol en el balcón. Tiró un toallón al piso, se untó con bronceador y colocándose lentes oscuros se acostó boca abajo con una mallita negra que se le metía atrás ya de un modo escandaloso.
En el edificio de enfrente un muchacho se tildó viendo el culazo de mi rubia esposa expuesto al sol. Encendió un cigarrillo y sin sacarle la vista de encima se empezó a tocar la entrepierna excitado por el cuerpo de Ale.
–Amor, tenés un admirador enfrente – le dije.
–Que me importa!, dejalo que mire– respondió, pero la idea de que alguien ...