De alguna manera él debía pagar los atrasos de la renta.
Fecha: 28/01/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Gays
Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30
... esa cara, de tragedia griega, pero antes de que algo suceda, vamos a tomarnos algo de este buen vino. Así te vas relajando, y vas a ver como la pasamos de lo mejor”.
Él me comentó que a él no le gusta mucho el vino, pero en esos momentos se lo tomó como si fuera agua, mientras que ambos estábamos sentados en el sofá de la sala, y poco a poco comencé a pasar una de mis manos por su rodilla.
Al tiempo que le fui preguntando, si esa era su primera vez, casi ni hablaba, fue cuando me le acerqué más, y colocando uno de mis brazos por encima de sus hombros, seguí diciéndole. “Si te preocupa si te va a doler, te diré que no, a menos que tú quieras que sea así”
Mis palabras lo dejaron bien confundido, cosa que se le notaba en la cara, por lo que de inmediato continué diciéndole. “Ahora mientras que seguimos bebiendo, vete a darte una buena ducha, y procura enjabonarte bien, que ya te alcanzo en la ducha” Él sumisamente me obedeció, al tiempo que seguía bebiendo.
Ya en la ducha comenzó a enjabonarme, tal y como yo se lo había ordenado, cuando me vio entrar al baño completamente desnudo, y en lo que de inmediato se fijó, fue en el gran tamaño de mi miembro, que prácticamente era casi el doble que el del.
El joven se quedó en silencio, procurando no verme, así que mientras fijó su vista en el piso, comenzó a sentir como mis manos comenzaron a enjabonarle la espalda, y posteriormente las nalgas.
A mí me pareció que tenía unas ganas de salir corriendo, pero la verdad ...
... es que ni idea tenía a donde se iba a dirigir.
Así que a medida que lo fui enjabonando, comenzó a sentir mis dedos explorando sus nalgas, mientras que él cerraba sus ojos.
Mis dedos los fue sintiendo como comenzaron a acariciar su esfínter, y como poco a poco se los fui introduciendo, uno a uno, hasta que, al poco rato, se encontraba con las piernas bien abiertas, y yo empujándole casi toda mi mano entre sus nalgas, sin que él dijera, o hiciera nada por evitarlo.
A todas estas, él solo, ya casi se había tomado una de las botellas de vino, cuando le indiqué que nos dirigiéramos al cuarto.
En el corto trayecto, seguí acariciando sus nalgas, hasta que llegamos a la cama, fue cuando le ordené que se acostase bocabajo, y que separase sus piernas.
De inmediato volví a seguir acariciando sus nalgas, y con algo de aceite le fui embadurnando las nalgas y su esfínter, al que nuevamente comencé a penetrar con mis dedos.
Mientras que él seguramente se lamentaba por todo lo que le estaba sucediendo, hasta que le pregunté, que sentía.
Hasta ese momento, me dijo que se sentía avergonzado, por dejar que le hiciera todo eso, pero cuando se lo volví a preguntar, al tiempo que yo seguía enterrándole mis dedos, atravesando su esfínter, me dijo. “Siento algo muy distinto, y diferente. Algo así como una especie de corriente eléctrica que recorría toda mi espalda desde mi culo, hasta mi nuca”.
Yo continué acariciando sus nalgas, sus muslos, y piernas, a medida que seguía ...