A la U vamos a estudiar(nos) - Relatos Eróticos

A la U vamos a estudiar(nos)

Este es mi cuarto relato, he visto que los anteriores han tenido una muy buena aceptación, me encanta relatar mis vivencias y sin duda me vuelve a calentar recordarlo jajajaja. Esto pasó hace muy poco, completamente imprevisto.

Resulta que el día siguiente teníamos un examen muy importante, con mi amiga (le llamaremos Claudia), nos reunimos en la universidad para estudiar. Mi universidad cuenta con cubículos privados en la biblioteca donde puedes ir a aislarte del exterior mientras estudias, no están insonorisados al 100% pero sí tienen un espacio más privado. Cuentan con una ventana de acrílico que da hacia el interior de la biblioteca donde otros estudiantes llegan a pasar el tiempo y una ventana que da al exterior del edificio.

Claudia ha sido una gran amiga por muchos años, me parece muy linda y divertida, no les puedo negar que me he sentido un poco atraído a ella con el pasar del tiempo, es una mujer bajita de 1.55 (teniendo en cuenta que mido más de 1.85) de tez blanca, gordita, con un muy buen trasero y unos pechos deliciosos de copa D. Su cabello es muy liso y de un color castaño claro, igual que sus ojos color miel. Este día llegó muy bonita, con un lipstick rojo que resalta sus labios, una blusa delgada y escotada dándome una vista muy privilegiada de esos pálidos pechos, una falda negra que llegaba a unos 4 dedos de sus rodillas que luce sus piernas. Yo, con un pants deportivo y una camiseta regular, pues retornaba de las duchas del gimnasio.

Comenzamos a ...

... repasar los contenidos, todo muy normal revisando los documentos en mi computadora. Habían pasado unos 30 minutos, cuando estaba buscando otro documento que contiene las guías de ejercicios a desarrollar y lo tenía en mi carpeta de descargas. Sin embargo, en la misma fila de documentos estaba una fotografía que había tomado días antes en el espejo para enviarla a otra persona, sin nada más que una toalla muy abajo, con el abdomen desnudo y un tanto sugerente.

La vio, pero no hizo ningún comentario, sin embargo fue lo que detonó este tan fortuito evento. Comencé a notar que a medida que le explicaba ella me miraba, yo le devolvía la mirada de manera coqueta y ella sonreía. La conozco suficiente y sé cuando se sonroja. A medida pasó el tiempo nos fuimos acercando más, hasta que pude oler su loción y ella puso su mano en mi pierna. Ponía a drede su mejilla para que mi boca quedara cerca de ella cuando le hablaba y mientras le explicaba un procedimiento se quedó viéndome fijamente. Me detuve y nos vimos por lo que pareció una eternidad. Veía mis labios, yo veía los suyos y como un acto de mera telepatía nos lanzamos en un muy apasionado beso. Sentía sus mordidas, el suave tacto de sus labios, el ténue sabor a menta en su boca y ambos suspirábamos de placer al avanzar las manos en nuestro cuerpo. Con mi mano izquierda sostenía su cabeza y la derecha recorría su espalda y su costado mientras ella jugaba con mi pelo.

Mientras el beso continuaba, por un descuido rocé su pecho, ...