El Príncipe y la Periodista 14 - Placeres
Fecha: 02/02/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: jessmartin, Fuente: TodoRelatos
... que descanses para el viaje de esta noche.”
(punto de vista de Lady Stephanie)
Llevo varias horas observando a Rose en el harem, no sé si se habrá dado cuenta, pero he ordenado que todas las esclavas que en estos días anteriores he mantenido en sus habitaciones se muevan libremente por el harem, pasando de la decena de esclavas con las que Rose ha podido hablar, a la treintena que hay habitualmente.
Cualquier observador que no sepa que Rose es una esclava, seguramente no encontraría ninguna diferencia entre ella y el resto de las esclavas, parece una esclava más, aunque no tardo en darme cuenta de que ya es completamente consciente de mi juego, y varias veces ha mirado a las cámaras sonriendo.
Repasando los audios mientras las esclavas comen en sus habitaciones, me doy cuenta de que ha descubierto más sobre la vida y las costumbres del harem en estas pocas horas que en todos los días anteriores.
Sin saber bien por qué y rompiendo mi forma de actuar me dirijo al mirador a primera hora de la tarde, un pensamiento lleva rondando mi mente varios días, de una forma cada vez más intensa.
Quiero follarme a Rose, y sabiendo que al anochecer salé hacia el desierto a visitar a las tribus me estoy quedando sin oportunidades de hacerlo.
En cuanto accedo al mirador y la veo tumbada sobre uno de los divanes con el arnés de cuero rojo con el que la ha vestido Rina, masturbándose mientras ve como dos esclavas juegan sobre una de las plataformas no me lo pienso ...
... dos veces, me coloco uno de los arneses de cuero que uso con las esclavas y sujeto un strap-on a mi cintura.
Veo su mirada cuando me ve aparecer, al principio es de sorpresa al no esperar verme en el harem, luego pasa a ser de temor al ver que me acerco a ella, convirtiéndose finalmente en una mirada de deseo y excitación al ser consciente de lo que va a pasar.
Me acerco a Rose y retiro su mano de su coño, bajándole luego las bragas por sus piernas hasta sacárselas por sus pies. Mis dedos acarician sus labios y rodean su clítoris sin llegar a tocarle, provocando que mueva sus caderas buscando mi toque. Levanto sus piernas abriéndolas todavía más, empujándolas contra su pecho.
Rose reacciona de forma todavía más sumisa a como esperaba, y agarra sus tobillos quedándose totalmente abierta para mí. Antes de centrarme en su coño acaricio sus pezones, ya duros por su propia excitación, mientras les pellizco una imagen viene a mi mente.
“No puedo esperar a jugar con tus pezones cuando te les hayan perforado, podrás quitártelos si lo deseas cuando regreses del desierto, pero estoy casi segura de que decidirás quedarte con ellos;” le comento. “Te aseguro que el piercing de tu clítoris te volverá loca cuando alguien te fólle.”
Hablo libremente sin miedo a que nadie descubra que la esclava Ginger es realmente la periodista Rose, casualmente las dos esclavas a las que estaba observando mientras se masturbaba son Rina y Gabbie, y ambas están al corriente de lo que está ...