1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (39)


    Fecha: 13/02/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... me levantó y allí entre la penumbra, extendido sobre la cama, boca abajo y atravesado a lo ancho, lo veo con la cabeza y los brazos, descolgados de ese lado, y sus pies bordeando el abismo de este costado. Respira de manera pausada, y lo escucho… Está maldiciendo, maldiciendo varias veces, y con insultos desacostumbrados para mis oídos, dirigidos hacia el piso, pero con José Ignacio como destinatario, y una que otra grosería, para mí.
    
    —¡Jajaja! —Me asusta. Se carcajea intempestivamente y sobre todo, lo hace de manera sardónica.
    
    —Vea pues, el siete mujeres te hizo caso al final.
    
    —¿Qué? No te entiendo, cielo. ¿Qué quieres decir? —Interesada en que me lo aclaré, tomo posesión de la esquina de la cama, la que está cercana a sus pies. Camilo al sentirme a su lado, gira su cuerpo, quedando boca arriba, y se ubica medio metro a su derecha, alejándose de los diez centímetros que nos acercaban. Mira al techo de esta habitación y empieza a hablar.
    
    —Lo vigilé durante más de media hora. Detenía su automóvil y luego de unos minutos volvía a arrancar para dar la vuelta y devolverse por la misma vía, lento. Muy despacio. Yo, sin perder de vista a nuestro hijo, miraba de reojo hacia la entrada, esperando el momento en el que aparecieras por la puerta de cristal, superándola para reunirte con él.
    
    —¿Como? ¿Y cuándo fue eso, Camilo?
    
    —En esos momentos de desconfianza, tuve que contener mi cólera, tras imaginar, sin un cálculo puntual, las probables veces que lo hubieses metido ...
    ... en nuestra casa, aprovechando mi ausencia.
    
    —¡No lo hice! Nunca… ¡Nuncaaaa, Camilo! —Le grito.
    
    —No sabes la rabia que sentí, al revolcar mi mente intentando recordar detalles, buscando evidencias de su presencia en mi ca… En nuestro hogar. ¡Podría haber sido en la sala, o quizás lo hubieran hecho en la cocina! –Le digo y me rasco la frente, recordando aquella sensación de impotencia.
    
    —En la alcoba de invitados también pudieron haberse revolcado, e inclusive en nuestra propia cama teniendo relaciones… Manchando nuestras sabanas, entregándote a él. Tantas imágenes, Mariana, y tantos probables detalles que, por confiado, yo hubiese pasado por alto.
    
    —Te lo juro por la memoria de mi papá, que yo nunca lo llevé a nuestra casa. Ni siquiera José Ignacio sabía dónde vivía exactamente. Me… Me fijé bien que no me siguiera. ¡Me aseguré siempre que no lo supiera!
    
    —Esperé hasta que lo vi marcharse definitivamente. No entendí los motivos por los cuales, no se hubiera producido ese encuentro. Supuse que debido a la situación por la que en esos días estábamos atravesando, –sin hablarnos prácticamente– evitando encontrarnos para no mirarnos a los ojos, recluyéndome la mayor parte del día en el estudio, y tú, ignorándome al pasar las tardes en el salón comedor con las rutinarias visitas de Natasha y su madre, o de una que otra de tus amigas de la universidad o las del club, ustedes dos hubieran pactado otro sitio para encontrarse y…
    
    —Se bien que no me creerás, pero yo nunca me ...
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