1. «La mujer perdida II» Capitulo III


    Fecha: 04/03/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Infidelidad Voyerismo Autor: oldie, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que coño te pasa?… ¡Si no se calla… ¡La callamos nosotros a hostias! –
    
    -Como… ¿Cómo a la última? –
    
    Estaban tan absortos en la violación grupal, que no se daban cuenta de lo que estaba ocurriendo en el interior del almacén.
    
    Mi madre apenas sentía ya dolor en su ultrajado cuerpo, ella estaba ausente de aquella situación. Absorta en su pequeño
    
    sueño de una vida ideal a la que se había aferrado con uñas y dientes y que tan mal había terminado.
    
    Solo tres minutos bastaron para que la humareda de las maderas ardiendo, alertaran a don Alfonso que, desde su
    
    posición era completamente ajeno a la venganza que acababa de recibir de un niño de diez años al que creía que podría manipular.
    
    -Pero… ¿Qué cojones? …-
    
    El fuego había convertido el almacen en una verdadera ratonera, y había creado una barrera entre la salida y los allí presentes.
    
    -¡Vamos! ¡Hay que apagar el fuego! ¡Si se propaga será mi ruina! –
    
    Los tres caciques se miraron entre ellos y rápidamente se vistieron para intentar apagar el fuego. Pero no sabían que
    
    no lo conseguirían porque realmente, no estaban apagando
    
    madera quemada, sino dos garrafas de veinticinco litros de gasoil esparcida por todo el almacén y las maderas,
    
    convirtiendo aquello en un infierno del que no habría escapatoria.
    
    Mientras que los cuatro, intentaban en vano sofocar el incendio, me adentré en la oficina entre la humareda.
    
    Allí estaba ella, acostada sobre la mesa, completamente desnuda y llena de ...
    ... moretones. Con la mirada perdida, como si allí solo estuviera su cuerpo, su precioso cuerpo
    
    mancillado por cuatro seres que tenían que recibir su castigo. Me dirigí al escritorio y abrí el cajón.
    
    – ¡Madre!… ¡Madre!… ¡Levántese! –
    
    Ella no reaccionaba. Con todo el esfuerzo del mundo, le puse sus zapatos e incorporándola, le coloqué el vestido por las mangas, rápida y aunque malamente, se lo abotoné y la ayudé a incorporarse, pero sin su ayuda, jamás saldríamos de
    
    allí.
    
    -Madre, ¡mi vida corre peligro! Voy a morir aquí achicharrado-
    
    Esa era mi última baza, colocarla en una situación aun más extrema que la que había vivido.
    
    -Pero… ¿Qué haces aquí? ¿C… Cuándo has llegado? –
    
    -He visto el fuego y he entrado a buscarte, pero me he quedado encerrado-
    
    Tenía que hacer que ella sin saberlo, tomara las riendas de la situación. De ese modo, no se desmoronaría.
    
    -¡Hay que salir de aquí!… ¡Dame la mano! –
    
    Ella me tomó fuertemente de la mano y a la salida de la oficina, se dirigía hacia la entrada donde estaban esos cuatro mierdas, por un instante, permaneció parada, mirándolos.
    
    Pero de un tirón la saqué de su ensimismamiento y le dije.
    
    -Por allí no podremos pasar, pero por la pequeña ventanilla del baño trasero, cabemos los dos. –
    
    Inmediatamente, sin que nadie se percatara de nuestra presencia, nos dirigimos al aseo de la parte trasera del viejo almacén de maderas, la ventanilla de unos ochenta
    
    centímetros de ancho, apenas nos valdría para escapar de ...