El cuarto prohibido de mamá - 04
Fecha: 21/03/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos
... con evidente resignación.
—Lo va a olvidar —dijo ella— traerá cualquier cosa.
—No… confía —dijo Julián—. Si olvidara los pedidos ya lo hubiesen despedido.
—Lo olvidará —insistió Beatriz.
—No lo olvidará.
—Hagamos lo siguiente: si lo olvida, me das los seis mil pesos que me ha costado… ya que confías tanto en la memoria de un desconocido —dijo ella.
Julián lo pensó por un momento, en realidad no tenía tanta confianza en el muchacho, ni tanto dinero como para desperdiciarlo en tonterías.
—¿Y si no lo olvida?
—Tu dirás… —replicó Beatriz.
La respuesta cayó en Julián, evidente e imposible al mismo tiempo. Como una oportunidad que sabía que no existía, pero que lamentaría no aprovechar si no lo intentaba por lo menos.
—Me muestras como te has depilado ahí abajo.
Un escalofrío recorrió su espina de pronto, y como ya había sucedido más de una vez, se arrepintió de inmediato de haber dicho eso. Beatriz miró a los lados, aterrada y ruborizada, con evidente temor de que alguien hubiese escuchado algo así. Luego dio una palmada en el hombro a Julián, quizá por no atreverse a solo darle una bofetada.
—Tonto, ¿si te escuchan que dirán?
Julián agachó la cabeza, pero en ese regaño al menos detectó que la única preocupación de su madre pasaba por lo que pensaran los demás.
—¿Aceptas la apuesta?
—No es necesario, él lo olvidará y tomare un licuado gratis… no se de que será, pero será gratis.
Parecía convencida de tener razón, y a la vez negada a ...
... dar una respuesta directa. Algo nerviosa, acomodó la parte superior de su bikini y en ese momento Julián notó que, tras el rojo, los pezones se marcaban, como balas pegadas a la suave tela.
—Lo voy a tomar como un sí —dijo Julián, y apretó el puño de forma disimulada, en celebración de su éxito—. Y sobre lo otro, ¿entonces no has deseado a nadie? ¿A ningún hombre? ¿A ningún muchacho?
—Ninguno ha logrado conquistarme.
—Con esa actitud, dudo que lo logres —afirmó Julián de forma irónica, y vio como el mozo se acercaba con el pedido.
—Bueno, a ti no parece molestarte esa actitud…
Marcos se acercó, con una sonrisa en los labios y los grandes vasos de plástico en las nudosas manos.
—Uno de durazno, banana y frutilla, y otro de limón, menta y jengibre —afirmó el muchacho— que lo disfruten.
Ambos lo probaron, y no fueron necesarias las aclaraciones para demostrar que la apuesta había sido ganada.
—No lo haré —dijo Beatriz, de inmediato.
—Tienes que cumplir, diste tu palabra. ¿Qué pensaría dios? —dijo Julián, tratando de contener la risa y la erección al mismo tiempo.
—¿Qué pensaría si le muestro…? —se detuvo, miro a los alrededores y se acercó a Julián para continuar— ¿Qué pensaría si le muestro la… vagina a mi hijo?
—Vamos —insistió Julián— será solo una vez.
—Lo voy a pensar, pero deja de hablar de eso o alguien nos escuchará —dijo por fin Beatriz, para concluir con la discusión.
El sol brilló un largo tiempo esa tarde. El mar estaba cálido y ...