El nuevo maestro del pueblo (5)
Fecha: 16/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... dijo la frase clave que esperaba
-Me gustaría invitarte a comer a mi casa. Se me da bien cocinar, pero apenas lo comparto con nadie.
- Por supuesto doña Virtudes. Para mí será un placer. – continúe con mi pos educada y galante.
Nos levantamos y salimos hasta el hall donde parecía esperar Elena.
-Joaquín los llevará a su casa doña Virtudes. – dijo con una leve sonrisa.
- Pero si yo he traído coche.
- No se preocupe don Roberto, cuando doña Virtudes disponga Joaquín le recogerá para traerle hasta aquí de nuevo y así podrá recoger su coche.
No lo entendía muy bien, pero no puse más pegas. Montamos en el mercedes de cristales tintados y Joaquín nos llevó hasta la casa de Virtudes. Era una casa individual con callejones a los lados. El coche se metió por uno de ellos y llegó a la zona trasera de la casa. Nos bajamos y Virtudes abrió una puerta que había entre los altos muros y entramos con rapidez. Me dio la sensación de que no quería que nos viese nadie entrar.
Atravesamos un extenso jardín muy bien cuidado que había entre los muros y llegamos a la puerta que daba a la casa. Desde fuera se veía grande, pero al entrar directamente al salón me pareció enorme.
Virtudes me sirvió un vino acompañado de unas lonchas de jamón y me dijo que se iba a cambiar. Cuando volvió me quedé mirándola con cierto asombro. Se había deshecho del austero vestido negro y se había puesto uno fucsia con motivos verdes y amarillos. Este era más corto y dejaba ver una parte de ...
... sus muslos cubiertos con medias de cristal, y el escote, bastante generoso, dejaba ver una buena parte de sus tetas de piel torneada por el sol. Los zapatos eran más altos, de fino tacón y a juego con el vestido.
Al ver mi cara de pasmado sonrió.
- Ya te había comentado que me interesaba la moda y me compro ropa de lo último que sale, pero no me gusta exponerme con ella a las miradas de estos cafres.
Le había cambiado hasta la cara. Sus facciones ahora eran más amables y también noté que se había marcado los labios con un carmín a juego con el vestido, vamos, que parecía otra tía totalmente diferente.
-Te gusta? – preguntó sacándome de la abstracción en la que me había sumido.
- Está guapísima doña Virtudes! – exclamé creyéndome lo que decía.
- Gracias! Pero ya aquí los dos solos en casa, y con la intimidad que esto nos proporciona, olvídate de doña Virtudes, con solo Virtu bastará.
Seguía pasmado mirando sus tetas y su culito pequeño y bien marcado cuando me sorprendió con otra pregunta.
-Te gusta bailar?
- Si, claro.
- Me refiero al baile lento y agarrado, como se hacía antes.
- No es que haya practicado mucho, pero algo he bailado así.
Puso música suave y enamoradiza y unos pequeños bafles, pero de gran calidad, resonaron por todo el inmenso salón. Esta vez sí fui rápido, alargué una mano según volvía y haciendo una leve inclinación le dije.
-Me hace el honor?
- Será un placer. – sonrió cogiendo mi mano y yendo hasta el centro del ...