Conociendo a Daniela. Parte V y última
Fecha: 19/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: joel34, Fuente: RelatosEróticos
... corbata. Arrojé el saco, mientras mis manos se abalanzaban sobre esas prominentes carnes que eran sus glúteos.
-Espera - Dijo entre jadeos, pero ya no me iba a detener. Le bajé la parte de arriba del body de un solo movimiento y sus pechos quedaron expuestos hacia mí. Me abalancé sobre uno de ellos y, tras morderlo con suavidad, empecé a chuparlo como un loco, como si nunca hubiera puesto mis labios en unas ubres como aquellas.
-Joel... -Intentó aun resistencia, aunque ya me había quitado la camisa y su mano tenía agarrado mi mástil desde hacía un rato.-Por favor, detente.
No le hice caso -¿como podría?- en cambio solté mi cinturón y abrí la cremallera de mis pantalones. Estos cayeron al piso y de unos cuantos movimientos fueron apartados de mis piernas. Ella notó la pirámide que se apreciaba a través de mi trusa y se volvió a verme con una sonrisa traviesa. Se puso en cuclillas frente a mí y de una me despojó del bóxer que la separaba de la gloria. Un pene macizo, enrojecido y ardiente apareció frente a sus ojos, y Daniela se mostró sorprendida ante su descubrimiento.
-Qué fogoso abogado. -Dijo antes de empezar a besarlo desde la punta. Lo acarició despacio, con suavidad. Como quien se admira de que un miembro viril tome vida propia. Besó el tronco, los testículos y los lamió con un exquisito gusto. Después se lo metió a la boca. Lo degusto como si fuera un dulce y, aunque no me pareció que tuviera mucha práctica, note que se esforzaba por darme gusto.
Y si, ...
... lo hizo. Por un momento la tomé de la cabeza y ejercí presión hacia mi sexo, pero inmediatamente la solté, porque ante todo Daniela era una chica que merecía consideraciones. Tuve la impresión de que ella se había percatado de eso, y se esmeró aun más en lo que estaba haciendo.
Estuvo largo rato así, y hubo momentos en los que sentí que no iba a resistir más. Pero mis planes eran otros, yo ansiaba estar dentro de ella de otra forma. Hacerla gozar al tiempo que nuestros sexos se acoplaban. La separé de pronto y la levanté. Volví a besarla y supe que en sus labios estaba ya mi esencia viril.
Venia ahora mi revancha. Intenté quitarle la parte inferior de su sensual prenda, pero ella volvió a apartarme.
No entendí lo que estaba ocurriendo.
Esa mujer, arrojada y sexy, lucia de pronto tímida frente a mí.
-¿Ocurre algo Danny?
Ella por respuesta solo bajó la mirada.
-¿No te gusto lo suficiente, es eso? -Le pregunté un poco irritado. Ella guardó silencio y yo entendí. Llevaba una erección como una piedra, pero no era un depredador. Si ella no me lo permitía, no iba a haber coito alguno.
Me separé de ella e instintivamente empecé a buscar mis calzoncillos. Fue ahí cuando ella, alterada, me dijo en voz alta:
-No solo me gustas. Estoy enamorada de ti.
Esa confesión me confundió. Yo estaba igual que ella, pero su actuar iba en contra de su decir.
-¿Entonces?- Le pregunté, mientras mi falo apuntaba amenazante hacia ella.
-Es que soy virgen. Pero no es lo ...