Celebramos selectividad - Relatos Eróticos

Celebramos selectividad

Jaime y yo seguimos hablando de vez en cuando, aunque no habíamos vuelto a quedar, seguíamos calentándonos por WhatsApp aunque no pudiéramos vernos. Yo por esa época estaba muy liado ya con los exámenes de selectividad y no daba a basto.

Las noches se me hacían eternas recordando cada segundo de ese maravilloso polvo que me erizaba cada vello de mi piel. Aprovechaba las noches para tocarme en la oscuridad de mi habitación, mientras mis padres dormían, con alguna de las fotos del rabo que Jaime me había ido mandando mientras yo, jugaba con mi agujero untándolo con saliva y metiendo algún que otro dedo hasta que no podía más y explotaba de placer.

Pasaron los días, y tenía tantas ganas de verle que le propuse hacer algún plan para cuando acabase los exámenes y que pudiéramos tener más tiempo.

A: Ey! Qué pasa pibonazo, ¿con qué andas liado?

J: Qué pasa chavalín! Amargado con la mierda del TFG a ver si puedo acabarlo y presentarlo en septiembre. Encima ahora con el calor, todo el día en bolas y eso me desconcentra más jeje.

A: Mucho ánimo con el trabajo, a mí ya me tocará en su momento :’( Oye, aprovechando que te pasas el día en bolas, he pensado que el jueves cuando acabe podríamos hacer algo juntos si tienes tiempo. Al no tener exámenes mis padres me dejarán quedarme hasta tarde o incluso podría colar la trola de que duermo en casa de algún amigo, ya tu sabes jajajaj

J: Vaya vaya, qué bien tirada la ficha para el plan, ¿te quedaste con ganas de más putita? ...

... Pues el viernes sí tengo planes pero el jueves no, así que si quieres podemos vernos y si te apetece pasar aquí la noche… Igual no duermes mucho pero no creo que te importe ;)

A: Jajajajaj ya veremos si duermo o no, necesitaré descansar después de tanto examen. Pues vamos hablando para vernos el jueves ¡qué ganas!

J: Eso dices ahora, pero recuerda: mi cama, mis normas. Chao culo estrecho, hablamos.

El cabrón sabía que me tenía comiendo de su mano y yo también lo sabía, y me ponía mucho.

Por fin llegó el jueves, habíamos quedado en vernos en su casa por la tarde después de que comiera con mis padres para celebrar el fin de exámenes. Me había ido bastante bien y mis padres me dejaron pasar la noche fuera con “los amigos” para celebrarlo. Jaime me había dicho que de sus compañeros de piso solo estaría Nacho, pero que volvería tarde porque había quedado con los de la facultad. Sus otras dos compañeras de piso estarían fuera cada una en su ciudad hasta el lunes.

De camino a su piso pasé por el supermercado a comprar unas pizzas para cenar y unos croissants para desayunar. Y ya a las 6 estaba en su casa tocando el timbre, esperando con una sonrisa como un imbécil cuando de pronto me abre la puerta un chico que no conozco. Me mira de arriba a abajo, sonríe y me dice:

Nacho: Debes de ser Álex, Jaime me dijo que estarías a punto de llegar, pasa, se está duchando, como en tu casa. Yo me voy ya que he quedado con unos amigos, por cierto, soy Nacho, encantado. - Me dio la ...