Lujuria en Hogwarts. 09: Sexo en la Madriguera - Relatos Eróticos

Lujuria en Hogwarts. 09: Sexo en la Madriguera

... necesitamos dormir, a ver si nos vamos a quedar dormidos y vamos a perder el tren. —Respondió el pelinegro.

—No me jodas tío... ¿Me vas a dejar con el calentón? Anda, si lo estás deseando... Luego allí no vamos a tener intimidad.

—Tampoco es que tengamos mucha ahora...

—¿Quieres que acabe petrificando de nuevo a Neville o qué?

—Jajaja, eres un cabronazo. —Dijo Harry antes de lanzarse a los labios del pelirrojo.

Harry enredó sus dedos en el cabello del pelirrojo para conseguir una mayor intensidad mientras que Ron introducía sus manos en la camiseta de su amigo; a veces le gustaba retorcerle las tetillas para escuchar sus dulces gemidos. El lascivo sonido de la saliva era música para sus oídos, pero no convenía que fueran descubiertos, por lo que Harry tuvo que coger su varita para aislar el sonido de la habitación. El hechizo escogido no era capaz de insonorizar el cuarto al completo, pero sí que conseguía que lo que pasase en el interior fuera lo menos audible para el resto.

Luego, ambos se desnudaron por su cuenta y acabaron encima del colchón, Harry sobre Ron. El pelinegro no quería perder más tiempo, por lo que comenzó a succionarle las pelotas con avidez, disfrutando de lo sudadas y suaves que estaban; había empezado por ahí porque sabía lo mucho que le gustaba a Ron que le comiera los huevos.

—Buff, que rico tío...

Después, Harry agarró sin vergüenza alguna aquel rabazo y lo pajeó mientras le chupaba los huevos desesperadamente. Ron, el cual ...

... respiraba agitadamente, empezó a acariciar el cabello de Harry con posesividad.

—Ahora abre bien la boca, vas a flipar.

Ron agarró su cabeza y le metió la polla hasta las pelotas, pero no se frenó allí, sino que le folló la boca con rudeza y rapidez. Su capullo chocaba contra la campanilla de Harry, quien ya controlaba mucho mejor las arcadas y eso le permitía mirar al pelirrojo seductoramente. Al estar boca abajo, Harry tenía su culito a disposición de Ron, que estaba comenzando a ver esas nalgas con otras ideas.

—Harry, ponte a cuatro.

La varonil voz del pelirrojo pronunciando aquella frase despertó algo en su interior.

Tras ver como Potter obedeció sin decir ni una palabra, Ron se colocó entre sus nalgas y hundió la cara en aquel culazo culo. Su lengua saboreó la rosada entrada de Harry, la cual tenía un sabor peculiar; pero atrayente. También vio como su ano se contraía al ser dilatado de esa manera. Además, los pelos que decoraban cada parte del culo de su mejor amigo terminaron por volverlo loco. Sin nombrar los gemidos que Harry soltaba a cada segundo, claro.

El cuerpo de Ron fue inundado por un enorme deseo de follarselo, pero no sabía si dar el primer paso. Por mucho que lo que hicieran no fuera muy hetero que digamos, Ron siempre tomó sus encuentros sexuales como simples juegos amistosos entre dos chicos morbosos. Aunque... Él ya no se consideraba del todo hetero; tal vez bisexual. Y sabía que Harry tampoco rechazaría las caricias de un hombre que le ...