1. Tan ponedora como gallina culeca


    Fecha: 27/03/2018, Categorías: Voyerismo Sexo Duro Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... gritar, a sus espaldas, Nabor.Al voltear, Nabor pudo ver a la esposa de su patrón apoyada en sus rodillas sobre la cama, y abriéndose los cachetes de su trasero al máximo.—En vez de gastar así tus energías, mejor úsalas en mí. ¿Qué...? ¿Me vas a decir que nunca me has deseado en todo el tiempo que me conoces? —le dijo Doña Cristina a Nabor, al mismo tiempo que, completamente empinada, lo volteaba a ver con lujuria.—¡¿Eh...?! —musitó Nabor.—Anda... ven y móntame —ofreció la Dama.Minutos más tarde, mientras el chico se recuperaba de los golpes recibidos, y aún estaba en el suelo, Nabor, ya sólo en calzoncillos, chupeteaba la raja de su patrona.—Mmmm... desde cuando quería chuparle la pepa —decía el bronco hombre, al mismo tiempo que la Señora, totalmente abierta de piernas, emitía gemidos de placer.Las rudas pero vigorosas lamidas avivaron la fogosidad de la hembra, poniéndole a tope el hervor de su sangre caliente.—¡“Aí” cabrón!, nunca imaginé que fueras tan bueno pa’ esto —gritó la dama.Felipe, sentado en el suelo, pudo atestiguar como el custodio de la Señora, ahora completamente desnudo, le exponía el notable grosor de su, no menos, largo miembro.Doña Cristina, sentada a la orilla de la cama, miró hacia arriba al empleado de su marido y...—¡Válgame...! No creí que calzaras tan grande —dijo, con un tono algo divertido.—¡Trágatelo! —exclamó rudamente el cortante hombre.La Señora así lo hizo.Aquel hombrón no se conformó con la forma de mamar de su ama y, tomándole con ...
    ... ambas manos de su nuca, hizo que ella se lo tragara hasta la garganta.—¡Cómetelo todo! —ordenó Nabor.Luego, prácticamente, se folló la boca de su patrona, entrando y saliendo brusca y vertiginosamente.Más tarde, Felipe atestiguó cómo el “pescuezo” bravucón del temido Nabor se abría paso entre aquellos labios genitales que él mismo había apetecido minutos antes.—¡Eso...! ¡Lo quiero todo Nabor, lo quiero todo! —gritaba la dueña de la finca mientras era penetrada por el asalariado.En cuanto aquél tocó fondo, la Señora dio un grito de placer, o de dolor. Felipe no lo logró discernir.Nabor se abrazó a su ama y la siguió taladrando con brío. Un brío que, quizás, el propio Felipe no hubiera podido suministrar.El tosco macho, sólo se despegó del abrazo con su patrona para tomarla de los tobillos y así abrirla de piernas a lo máximo, a la vez que obtenía un mejor sostén para horadarla con mayor contundencia.Mientras Felipe veía subir y bajar las nalgas de la mujer que montaba a su guardián, a la vez que entraba y salía resbalosamente aquel rotundo fuste por el hocico vaginal, él tomó consciencia.«Bueno, ¿y yo que hago aquí?», pensó para sus adentros. Adolorido, se puso en pie y, después de tomar sus ropas, se fue.En el exterior del rancho lo aguardaba Dionisio, su amigo fiel. Cuando cayeron las ropas de su contraparte, aquél se avivó y se levantó del suelo para volver a colocar la escalera. Felipe bajó vestido únicamente con sus calzoncillos.—¡Bueno! ¿Y qué tal? ¿Cómo estuvo? —le dijo ...
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