Mi jardinero…
Fecha: 21/05/2025,
Categorías:
Gays
Infidelidad
Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30
Mi jardinero…
La verdad es que cuando comencé a hacer las gestiones para comprar nuestra casa, jamás pensé en dedicarme a cuidar el jardín, por lo que cuando mi esposa, me preguntó que flores o que arboles pensaba sembrar, le respondí que dejaría que la naturaleza se encargase de eso.
Pero la madre naturaleza, me jugó una mala pasada, a los pocos meses, lo que para mí era el gran patio trasero de casa, se convirtió en una jungla de todo tipo de maleza.
Nuevamente mi esposa me preguntó, y no me quedó más remedio que decirle que contrataría algún jardinero para que se dedicase a limpiar ese patio.
No es que yo sea un lisiado, ni que no pueda hacer nada, es que simplemente ese tipo de trabajo manual, no se me dan, y aunque trabajo desde mi casa, preparando programas, para distintos tipos de clientes.
Eso no me da el tiempo para agarrar una azada y ponerme a limpiar ese condenado patio.
Así que como a los pocos días pasó un joven por casa, diciéndome que mi mujer lo había llamado por teléfono, para que se hiciera cargo del patio.
Yo quedé encantado, y tras ubicarlo, y llegar a un acuerdo económico, me desentendí del patio, en pocos días lo que era una espesa selva de monte y maleza, fue tomando forma, y como al mes, ya el cambio había sido completamente radical.
Al grado que por primera vez desde que vivíamos en esa casa, aun con mi pijama de dormir puesta, tal y como me encontraba, bajé a caminar por el fabuloso jardín que nuestro jardinero había ...
... hecho.
Casualmente me lo encontré trabajando, arrodillado sobre la tierra, plantando unas cuantas matas de flores, les juro que hasta ese momento jamás ni nunca me había fijado en las nalgas de ningún otro hombre.
Pero la manera en que él se encontraba postrado, dándome la espalda, y enfundado en un pequeño y ajustado pantalón corto, hizo que me fijase en las nalgas de nuestro jardinero.
Desde luego que me sentí hasta mal, conmigo mismo por eso, pero aun y así la curiosidad fue más fuerte, y sin quitar mis ojos de su apretado culito, me fui acercando, y buscándole conversación.
No estoy muy seguro, pero creo que se dio cuenta de que yo no podía apartar mi vista de sus nalgas, ya que, de manera algo seductora, constantemente pasaba sus manos sobre alguna de sus paradas nalgas.
Además, su manera de hablar, y su tono de voz los noté mucho más suave, menos varonil, hasta puede que hubiera sido algo afeminada.
De momento se quitó el gran sobrero de ala ancha, que le cubría la cabeza y el rostro del sol, y moviendo de manera llamativa dejó que su larga cabellera castaña, que hasta entonces no me había fijado en ella, volase.
Yo no soy un analista de conductas, pero el sentido común me indicaba que el chico, abiertamente estaba coqueteándome, además, cuando se levantó del piso, por unos instantes fijó su vista en mi entrepierna.
Al punto que hasta pensé que había dejado a la vista mi miembro, pero no fue así, y caminando unos cuantos pasos frente a mí, lo vi como ...