Mi yerno le pide a mi hija que hagamos un trío
Fecha: 22/05/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos
... ideé la escena que a mi hija le pareció estupenda. Yo diría que salía a cenar y mi hija se lo llevaría a la cama como otra noche más. Yo regresaría a casa, me cambiaría y entraría en el dormitorio sin hacer ruido, con la luz apagada, dejando solo el reflejo de las luces del pasillo. Debería observar semi escondida como lo hacían. Una experiencia nueva, la devoyeur.
—Yo empezaré a tocarme, y gemiré para que él perciba mi presencia y me invite a meterme en la cama con vosotros.
Sabiendo que estaba mirando, Lucía decidió llevar un proceso ortodoxo, de juegos y seducción. Le provocaba, le pedía que fuera suave, a ella le gustaba iniciar la relación con cariño. Pero su marido, cuando la tuvo desnuda del todo, no aguantó más provocación, la abrió como una contorsionista y la empotró oyendo gritar a mi hija de puro placer.
Desde el quicio de la puerta, yo veía inmóvil la escena, acariciándome, jadeando al ritmo al de ese empotrador. Cuando se corrió, su mente volvió a bombear sangre y al recuperar la consciencia percibió mi presencia.
—¡Carmen!
Miró a su mujer que le sonreía y me invitó a acercarme. Pasado el momento de sorpresa de Beltrán, me despojé del salto de cama y le ofrecí mis pechos de los que tantas veces se había alimentado, para que bebiera.
—¿Quieres follarte a tu suegra?
—Estoy deseándolo.
—Pídele permiso a tu mujer.,
Le pareció divertido el juego. La miró a ella suplicante.
—Ya sabes el precio. Tu culito si quieres follártela.
En ese ...
... momento habría pagado toda su fortuna. Ni en sus mejores fantasías podría haber soñado que me follaría delante y con el permiso de su mujer.
Lucía sacó el arnés y la crema lubricante, se lo ajustó y le pidió a su marido que le ofreciera el culo. Yo me tumbé en la cama y me abrí completamente.
—Espero que sepas follar yerno —le reté como si no supiera de sobra como follaba.
Su culo no ofrecía la mejor posición para ser penetrado, pero Lucía acercó todos los cojines de la cama, se arrodilló sobre ellos, y desde una posición más alta que su culo, le metió la cabeza de su polla artificial sin tantos cuidados como Carmina había llevado conmigo ni yo con ella. Comenzó a follarlo por detrás, descargando en cada embestida la rabia que acumuló durante el tiempo que se negaba a ser enculada. Por si acaso, yo que no le guardaba rencor por abrirme el mundo de la pasión y de la sexualidad, le anestesiaba besándonos apasionadamente.
Nunca había visto a mi hija tan desbocada, pero se jaleaba ella sola, como si estuviera subida sobre un toro de rodeo.
—Toma cabrón, ¿no querías culo?
Sus empujones hacían que Beltrán me la metiera más a fondo si cabe, con lo que yo era al final, el último eslabón de la cadena del placer.
El silencio de él mientras me besaba, y mis jadeos de placer, debieron mosquearla un poco.
—¿Te folla bien mami? ¿Disfrutas?
—Estoy bien hija. Tu marido tiene una buena polla.
—Y un buen culo —respondió.
La falta de queja de mi yerno me dio que ...