El largo regreso a Córdoba (Capítulo II)
Fecha: 23/05/2025,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: Oldieman, Fuente: TodoRelatos
El regreso del apestado.
Han pasado 12 años...
El atardecer se cernía sobre la arcaica campiña cordobesa, un cielo despejado de un débil azul cromático antecede a lo que será otra fría noche, los campos, fríos y yermos por la intensa sequía que ha asolado estas tierras, son testigos mudos del cansino paso de un caballo árabe que portaba a un desfallecido jinete.
Este, ataviado con una túnica marrón que cubría toda posibilidad de averiguar de quien se trataba, llegaba a una fonda alejada de la ciudad, en lo que la gente llamaba
"Lo viejo" o "Córdoba la vieja".
Detuvo al altanero equino ante el abrevadero, para después mecer su crin reiteradas veces.
-Ya hemos llegado Filón, por fin podrás descansar.-
Dejó al caballo bebiendo a su antojo y se adentró en la fonda.
No era la típica fonda, esta estaba limpia, sus paredes siempre blancas, las mesas estaban cuidadas, la verdad, era de extrañar que en las afueras de la ciudad, hubiese un negocio medio decente. Al menos eso, debía decir mucho del dueño.
El joven se sentó al fondo del salón, y el tabernero, sin decirle nada, le servía una jarra de vino.
-Buen señor... ¿Por un casual no dispondrá para esta noche de sábanas limpias y cobijo?-
Preguntó el joven jinete con supina educación.
-Eso... siempre depende...-
Contestó el posadero adoptando un semblante desafiante.
-¿De si son reales o maravedíes?...-
-¡Por favor... Señor... La duda ofende!- Contestó el tabernero mientras alargaba su ...
... mano y frotaba sus dedos pulgar y corazón.
Rafael dejó en su mano tres monedas de plata de origen moro (dírhams).
-De seguro que como buen comerciante, sabrá apreciar la pureza de la plata mora...-
El posadero, al ver el grosor de la saca, quedó extasiado para después pasar a un estado de semi-hipnosis al ver que la mayoría de las monedas en las que rebuscaba eran de oro, dinares para ser más exactos.
-¡Por favor... Excelencia....Está usted en el lugar donde mejor le van a atender...!-
Rafael adoptó un aire de incredulidad exasperante para el posadero.
-¡La mejor comida!... ¡El mejor vino para usted!... Del pueblo de Montilla, ¡¡La mejor carne del valle!!... si le apetece una buena hembra...-
Rápidamente, el gordo posadero dirigió su mirada hacia detrás de la barra, e instó a acercarse a...
-¡Esperanza!... ¡Ven mujer!-
Al instante, se acercó una mujer guapa, de pelo largo negro y recogido, no debía tener más de 32; el posadero la agarró fuertemente del brazo y la plantó delante del joven.
-Esta es mi esposa, Esperanza, solo ha estado conmigo, pero está limpia y lo mejor, está yerma, por ser para usted, puede dormir con ella las noches que le plazca...
a cambio claro de una de esas monedas de oro...-
Le decía mientras tiraba de su vestido hacia arriba y dejaba al descubierto unas largas y bien formadas piernas que desembocaban en un pubis carente de bello.
La imagen de la mujer, hizo tal mella en el joven, que aunque no quería inmiscuirse en ...