Capturada por la guerrilla (2) - Relatos Eróticos

Capturada por la guerrilla (2)

... y ronchas en cada pecho... Era obvio que la mujer había sido salvajemente azotada hacía muy poco tiempo.

Completamente desnuda, con el cuerpo mojado y reluciente de sudor, la habían atado boca abajo sobre el tronco... Tenía las piernas estiradas... Cada uno de sus tobillos atados a una de las grapas de hierro, abriéndola obscenamente de modo que su ano y sus labios vaginales ​​se mantenían abiertos y desprotegidos... Una gruesa correa de cuero unida a la parte superior del tronco estaba firmemente abrochada en la parte baja de su espalda, impidiendo cualquier pequeño movimiento sin importar lo que le hicieran.

Le ataron una cuerda tosca alrededor de las muñecas y la ataron a la única estaca situada en el otro lado del tronco... La tensión de la cuerda empujaba su cuerpo hacia adelante, manteniendo sus brazos completamente estirados de modo que sus pechos colgaban hacia abajo.

Emma finalmente comprendió el horror de la difícil situación de la mujer cuando los guardias la empujaron hacia el tronco y vio por primera vez a una joven que debería tener unos dieciocho años recién cumplidos.

La joven vestía sólo una mínima tanga negra y estaba arrodillada en la tierra dura y compacta entre la V invertida de los muslos abiertos de la mujer.

Al principio, la joven estadounidense no podía entender lo que estaba viendo... No podía entender por qué el brazo de la joven parecía estar oculto.

Entonces, con un grito de sorpresa medio ahogado, comprendió todo. Toda la mano ...

... y el antebrazo de la joven estaban enterrados profundamente dentro del coño de la mujer.

Concentrada en su trabajo, la joven movía su brazo hacia adentro y hacia afuera muy lentamente, como un falo monstruoso... Cada vez que su mano húmeda y brillante se deslizaba hacia el interior, la mujer se retorcía y giraba contra las cuerdas y correas, respondiendo a cada sensación del lento tormento que se veía obligada a soportar.

La joven miró hacia arriba, vio la figura desnuda y bronceada de una mujer blanca que temblaba de miedo en manos de los guardias y le sonrió con ojos crueles y ansiosos.

Sosteniendo la mirada horrorizada de Emma, sus delgados dedos acariciaron y provocaron los labios hinchados de la mujer, disfrutando de la expresión de sorpresa en el rostro de la rubia, cuando finalmente entendió lo que estaba sucediendo.

Lamiéndose los labios, la joven cerró los dedos formando una punta de flecha roma y resbaladiza... Trabajando lentamente para que Emma pudiera ver cada movimiento, metió su mano nuevamente en la vagina de la mujer, forzando a los labios vaginales llenos de jugo a separarse mientras se cerraban alrededor de su delgado antebrazo.

Emma observó hipnotizada por la sonrisa cómplice de la joven mientras los músculos de su brazo se movían y flexionaban en un movimiento deliberado de sacacorchos, trabajando sus dedos cada vez más profundamente.

Desde el otro lado del tronco se escuchó un gemido creciente y balbuceante de la mujer inmovilizada... ...