El secreto de mi cuñada
Fecha: 01/06/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Ruben, Fuente: TodoRelatos
... cuñada todo el día, pero estaba tan excitado por el momento, la fantasía cumplida y lo buena que estaba que en cualquier momento explotaría dentro de ella.
Vi en el espejo, que ella volteó la cara y me vio observándola. Riendo y con un gemido, dijo:
- Que cabrón, yo también quiero ver.
Eso me puso aún más. Con mucha fuerza de voluntad, me retiré sacando la polla. Me habría corrido en ese momento con tan solo un leve roce. Ella se quitó de la silla y me miró, esperando ver cuál sería el próximo movimiento. Yo me senté, le agarré la pierna para pasarla por encima de mí y colocarla a horcajadas. Ella agarró mi duro y lubricado miembro y, mirándonos al espejo se fue sentando mientras se la metía dentro. Con mis manos, acariciaba y estrujaba sus senos mientras ella me cabalgaba. Ahora era ella quien mandaba, ella dirigía, ella me follaba a mí. Sus movimientos de amazonas eran tan perfectos como su reflejo en el espejo. Se apoyó un poco en el suelo para no echar todo su peso sobre mí. En esa posición, se mecía sobre mí como si realmente estuviese cabalgando. Nuestros gemidos se fundían en uno solo mientras mi corazón se aceleraba. No recordaba si tomaba precauciones, así que tuve que avisarla de que estaba a punto de correrme.
- No hay problema. ¡Córrete! Yo también voy a hacerlo.
Me dijo en un intenso gemido, ...
... mientras me abrazaba tan fuerte como podía. Con sus tetas estrujadas en mi pecho. Apreté sus nalgas y contraje las mías al llegar al clímax. Exploté dentro de ella y mi semen abandonó mi polla inundando su interior. Quedamos unos segundos abrazados, mirando al espejo pero sin mirarnos a la cara. Casi diría que algo avergonzados después de la excitación, o quizás con sentimiento de culpa.
- Ha sido espectacular.
Dije yo, rompiendo el silencio. Ella me miró sonriendo.
- Si, no ha estado mal. También tenía ganas de hacerlo. Voy al baño.
Me contestó mientras se levantaba y sonreía. Mis piernas estaban un poco adormecidas y mi pene caía flácidamente, goteando alguna gota de semen. Me dejó tremendamente sorprendido. ¿Qué quería decir con que también tenía ganas? Me levanté para vestirme, pero antes le agarré de la mano para solventar mis dudas.
- ¿Qué has querido decir? Deberíamos hablar de esto ¿no crees?
- En otro momento.
Ella cruzó la puerta y se fue al baño medio desnuda. Yo me terminé de vestir y me marché antes de que llegase alguien a casa. Aún tenía el sabor de su coño en mi boca. Con las prisas y la excitación de lo acontecido, olvidé los paquetes que había ido a buscar.
Hace dos días de eso. No hemos coincidido aún, así que tenemos esa conversación pendiente.
Pero esa, será otra historia.