1. El gordo y fuerte señor dueño de un Border Collie 1


    Fecha: 06/06/2025, Categorías: Incesto Masturbación Sexo con Maduras Autor: ssss, Fuente: SexoSinTabues30

    Me gustan los perros. Siempre me han gustado. De niño me crié jugando con ellos. Siempre tuvimos Pastores Alemanes en el chalet blanco que hacía esquina en lo alto de la urbanización. Me pasaba horas intimando con ellos, estudiándolos. En concreto, los Pastores Alemanes, son la segunda raza más inteligente de los perros de raza según algunos estudios, y no es de extrañar; de veras. Fue tanto el tiempo que estuve tratándoles, que hoy en día siendo mayor de edad, casi que puedo averiguar si un perro cualquiera es manso o agresivo solo con mirarle a los ojos. Supongo que esta cualidad no es extraordinaria y que otras personas sensibles que no han tratado con perros también la poseen, ya que los ojos de los perros, como los de las personas, nos hablan.
    
    Ocurrió que cuando tenía 7 años mis padres decidieron ir a vivir a un piso, con lo cuál los perros no tenían cabida en él. Recuerdo el día que mi padre se los entregó a un vecino de la urbanización. Lloré mucho. Sin duda los quería más que a nada en el mundo y no entendía muy bien porqué no podíamos llevarlos con nosotros. Yo era un niño introvertido y debajo de las faldas de mi madre. Me volví más callado aún si cabe, y cada cierto tiempo imploraba por la posibilidad de volver a tener otro “can” en casa. No sirvió de nada.
    
    Transcurrieron los años y crecí, pero siempre me quedaba mirándolos o les saludaba, a ellos y a los dueños, cuando me cruzaba con alguno. Muchos dueños de perros, la mayoría diría yo, tienden a tratar ...
    ... al animal casi como a un hijo. Intentan humanizarlos y es un error porque los perros quieren ser tratados como tales y tener bien claro cuál es su puesto en la escala jerárquica familiar. Si se les trata como a uno más se les deja ser dominantes y se acaba siendo esclavo de sus caprichos.
    
    Era mi primer año de universidad. Había superado el paso de la secundaria con óptimas notas y me decidí por la carrera de “Relaciones Internacionales y Administración de Empresas”. Soñaba con ser Diplomático y viajar por el mundo relacionándome con Embajadores y representando a mi país. Sólo era un sueño pero quizás podía hacerse realidad, ¿por qué no?
    
    En el plano amoroso no me podía quejar. Las chicas se me daban. Sin hacer nada ellas se acercaban. Se interesaban por mi a pesar de mi timidez. Había tenido un par de novias durante mi adolescencia, pero nada serio, juegos de chicos que nunca llegaron a más que besos y tocamientos íntimos. No es que fuera maricón, se me ponía dura cuando estaba con las chicas, pero había algo en mi sexualidad que me inquietaba sobremanera.
    
    Cuando nos mudamos al piso, mi padre se hizo socio de un club de tenis y todos los miembros de la familia empezamos a practicar este deporte. Recibía clases tres veces por semana y empecé a jugar cada vez mejor a base de práctica con lo que empecé a despuntar. Un día al acabar un partido, entré en el vestuario de hombres para refrescarme en el lavabo. Antes de llegar a abrir el grifo pude observar a un señor en las ...
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