1. El gordo y fuerte señor dueño de un Border Collie 1


    Fecha: 06/06/2025, Categorías: Incesto Masturbación Sexo con Maduras Autor: ssss, Fuente: SexoSinTabues30

    ... puedo agarrarla de lo grande que es. Diciéndome que me desnude, a lo que yo accedo, me pide también que se la menee. Mi cuerpo delgado e imberbe contrasta con lo grueso y moreno del suyo. Me siento en sus piernas justo detrás de su miembro con las piernas abiertas, y le desabrocho la camisa dejando libre sus duras tetas y su barrigón que acaricio y beso. Estoy empalmadísimo y empiezo a pajearlo. Él acaricia mi culo y le empieza a crecer. Cada vez se hace más grande y gorda. Reclina el asiento y yo le desabrocho el cinturón. Al contrario de lo que me había dicho me da su aprobación para bajarle los pantalones y los calzoncillos. La tiene ya muy dura y venosa. Es rosada y los grandes huevos también. Con sus gruesas y fuertes manos agarra mi cabeza y la dirige a su polla para que la mame. Yo le doy un par de besos en el glande, me incorporo y me acuesto encima de él sintiendo su gran barriga y besándole las tetas varias veces. Me agarra por el tórax y me sienta en la zona de su miembro. Yo sin previa lubricación me la meto y el me folla mientras yo le beso en la boca sin lengua)…solté un chorro de lefa por mi pene impregnando toda la sábana mientras convulsionaba. Fue mi primera paja pero no pensé en ese momento nada más. Creí que sería algo pasajero, esporádico…y no le di importancia.
    
    Un mañana algo nublada, me dirigía a la Universidad. Parecía que estaba a punto de llover y me había dejado el paraguas en casa. Iba con paso ligero a coger el autobús y cuando atravesaba una ...
    ... céntrica plaza, un precioso Border Collie vino corriendo hacia mi. No pude más que detenerme y acariciarle cuando en seguida oí una voz grave de hombre: “Leko!…ven aquí Leko!” Levanté la mirada y un señor voluminoso y fornido se acercaba hacia nosotros. “Siempre quiere conocer a todo el mundo…! Disculpa” me dijo. “No me ha molestado. Me encantan los perros” le respondí. El señor me miró por un instante como extrañado mientras yo seguía acariciando a Leko. “Mejor así” me contestó esbozando una ligera sonrisa. “Lo tiene muy bien cuidado” comenté. “Son mis hijos los que se encargan, yo no lo cuido” me comentó ya de manera muy seria. Me fijé bien en su vestimenta: pantalón gris, zapatos negros de cordones, camisa blanca de rayitas verticales y rebeca de punto azul marina con botones. Todo muy clásico. Su pelo era negro con raya al lado y en las sienes lucía canas. Tenía la nariz algo aguileña y unas cejas no muy poblabas negras descendentes que le otorgaban una estampa sobria y señorial. Rondaría los cincuenta años y era obvio que tenía sobrepeso, pero para nada le sentaba mal, todo lo contrario. Era atractivo. Llevaba la rebeca abotonada en la parte baja de la misma, que parecía que iba a reventar por el gran volumen de su barrigón y se intuía la forma de sus tetas, porque tenía la camisa abierta hasta la mitad del torso. También se veía que estaba fuerte porque, tanto en los pantalones como en las mangas de la rebeca, se podía adivinar la forma musculosa de sus piernas y brazos. ...
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