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Amor inesperado de una joven casada. 5
Fecha: 06/06/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: TodoRelatos
... podía ver perfectamente y no como en su casa con la luz tenue del salón o de su habitación. Era bonita. Me sonrojé al pensar en la belleza de su polla. De jóvenes todas mis amigas decíamos que todas las pollas eran iguales con pequeñas diferencias. La de Eduardo si era bonita con su color marrón oscuro y su glande enrojecido. Apoyé mis brazos en sus piernas para verla mejor y vi que tenía un lunar casi arriba de todo. - Tienes un lunar – le dije con una sonrisa. - Si. - Es bonito – lo acaricié con el dedo. - Te gusta? - Si. - Me excita que te guste mi polla – su voz era temblorosa. - Me gusta mucho, Eduardo – aquello me estaba mojando las bragas – Me gusta tu polla. No pude evitarlo y sin decirle nada dejé caer mi cabeza y la metí en mi boca. No era consciente pero deseaba volver a chupársela y disfrutar de su sabor. Él no se lo esperaba y gimió. Al estar solos se la chupé de todas las formas. Rápido, lento, girando mi boca sobre el glande. Me ponía muy cachonda mamarle la polla y ver cómo se estremecía de placer. Era una locura. Solo tenía en la cabeza que deseaba darle placer a ese hombre, al que le estaba robando el amor de su mujer, haciéndole una paja y ahora estaba totalmente cachonda. Cuando saqué la polla de la boca me miró sorprendido y con cara de decepción. Me ardían las mejillas cuando me senté sobre él y sin darle tiempo a decir nada aparté a un lado las bragas y me dejé caer sobre su polla para follarlo. Gemí como ...
... nunca antes estando con él. En su casa, con la presencia de Carmen, siempre había reprimido gemir demasiado fuerte pero ahora no tenía por qué hacerlo. Lo cabalgué fuerte mientras miraba su cara desencajada de placer. - Me voy a correr, Eduardo – le dije con dificultad. - Y yo, cielo. Agarró mis nalgas y como el mejor de los amantes comenzó a bombear con fuerza sintiendo su polla frotar cada rincón de mi coño. - Si, si … Me corro… - le dije temblando. Mi coño explotó como una presa en la que abren sus compuertas y, con la polla dentro, derramé en un único chorro tal cantidad de líquido que me quedé temblando agarrada a él mientras sentía los latigazos de semen contra mi útero. Se estaba vaciando en mi como yo me había vaciado sobre sus piernas. Con dificultad me levanté y fui a por una toalla. Cuando volví vi que miraba sorprendido sus piernas y el sofá empapados. Entendió lo que estaba sintiendo y me dijo: - Tranquila, no te avergüences. Me encanta que te hayas corrido así. Limpié sus piernas, los testículos, el sofá. Por último limpié mi coño del que se derramaba su espeso semen. - Si que estaban llenos – le dije sorprendida e intentando destensar la situación. - Mucho – me dijo mientras miraba sus testículos. - Ahora ya están vacíos. Me salió de dentro acercarme a él y arrodillándome se los besé con cariño. A Javier nunca se los había besado nunca y me dio morbo hacerlo. - Te gustan? – me preguntó. - Si. Durante un rato me quedé ...