Hermione Granger y el Legado de Hogwarts 2 - Relatos Eróticos

Hermione Granger y el Legado de Hogwarts 2

Llevaba días en la sala de menesteres. Hermione simplemente se quedaba allí, masturbándose mientras esperaba a su dueña, que sólo le llevaba comida. La veía en su día a día, mientras practicaba sus pociones, hechizos y cuidaba de sus animales. De vez en cuando, acudía a ella, la maltrataba y dejaba que le hiciera sexo oral. Hermione estaba más que feliz con eso.

Pero sí que sentía cierto desasosiego… no porque su ama no la usara más, ni siquiera por estar allí encerrada. La verdadera razón por la que estaba frustrada era porque su ama no estaba usando su poder. Todo ese poder que había visto.

Pero Hermione también era muy paciente. Sabía que llegaría el día en que podría hacer su movimiento. Tuvo su oportunidad cuando, en una de aquellas tardes en las que se dedicaba a lamer con ansia el coño de Amy, esta emitió un suspiro.

_ ¿Qué ocurre, ama? ¿Acaso desea que cambie algo? ¿Quiere que haga otra cosa? Si está aburrida, tengo otras muchas capacidades.

_ ¿Acaso crees que quiero perder la virginidad con una puta como tú? _ Amy alzó una ceja.

Viendo a Amy a lo largo de los días, había visto que era una de las personas más amables que había conocido. Eso provocaba que Hermione sonriese cada vez que la llamaba puta. Se sentía especial sabiendo que era la única a la que maltrataría de esa forma.

_ ¿Con quién querrías perderla? _ Preguntó, mirándola con sumisión.

Amy emitió un suspiro, acariciándose lentamente el coño ella misma, emitió un gemido inocente.

_ ...

... Con la profesora Garlic… es guapa… dulce… amable.

Hermione sonrió. No le sorprendía que a Amy le gustasen maduritas. Esa era la puerta que necesitaba para entrar, para tentarla y que aprovechase su poder.

_ Yo podría hacer que ocurriese, podría hacer que cayese enamorada de ti, que no pudiera resistirse.

_ No puedes hacer que una persona te ame con magia.

_ No con magia convencional… pero con tu poder… es distinto. Tú puedes lograr lo que desees…

Amy se estremeció, y Hermione pudo ver aceptación en sus ojos rosados. Aquel era el principio. Y ella iba a estar ahí, en cada paso del camino, sirviendo como una buena puta.

_ Dime qué tengo que hacer…

Hermione era eficiente. No era la primera vez que elaboraba sus brebajes ni mucho menos. Así que, cuando Amy le llevó los ingredientes que había solicitado, pudo ver a una auténtica experta en pociones hacer su trabajo.

Amy tomó notas, incluso. Es más que probable que, si Hermione no la hubiera condicionado para lo contrario, Amy hubiera sentido muchísima admiración por ella, porque en ese campo era mucho mejor que la pelirrosa. Y probablemente no fuese el único.

_ Está lista, mi señora. _ Hermione se arrodilló, inclinó la cabeza y besó sus pies.

_ Buen trabajo, supongo. _ Dijo Amy, con una condescendencia que no sentía.

_ Vivo para servir. _ Expresó Hermione, con la mejor de sus sonrisas. _ Recuerde pedirme todo lo que necesite de mí.

_ ¿Tengo que pedirlo acaso? _ Amy alzó una ceja. _ Si quiero algo ...