Hermione Granger y el Legado de Hogwarts 2 - Relatos Eróticos

Hermione Granger y el Legado de Hogwarts 2

... especial, sobretodo después de haber aprobado los TIMO, pero no puedo evitar preocuparme. Después de todo, tus compañeros siguen teniendo cuatro años de ventaja.

_ Supongo que estoy un poco distraída, sí. _ La profesora empezó a aspirar el humo rosa… y sus ojos se tiñeron del mismo color durante unos segundos.

El efecto fue inmediato y apreciable. La profesora se sonrojó hasta las orejas, recalcando aún más sus muchas pecas. Su respiración se aceleró y pudo notar cómo cambiaba la forma en la que la miraba. Amy supo que era su momento.

_ Estoy distraída porque no consigo quitarte de mi cabeza, profesora Garlic. Me paso el día entero pensando en ti.

Ella la tomó del rostro, mirándola como nunca la había mirado y se lanzó a besarla. Fue un beso apasionado, ansioso, que hizo que el corazón de Amy se desbocase. Era la primera vez que besaba a alguien y eso provocó que se volviese completamente loca. La atrajo hacia sí, notando cómo se quedaba sin aire hasta que la propia profesora se separó.

_ Oh… lo siento… eso ha sido, intenso. _ Susurró la pelirroja. _ Escucha… es peligroso seguir con esto ahora… Reúnete conmigo en las tres escobas esta noche… entra por la puerta trasera. Te estaré esperando.

Había sido todo muy rápido, algo que debía asumir que era gracias a la poción. Casi le sorprendía que la profesora retuviera el aplomo para darse cuenta de que era peligroso continuar en el invernadero, visto el hambre que tenía en la mirada.

_ Allí estaré, ...

... profesora.

_ Amy… llámame Mirabel.

_ Hasta esta noche, Mirabel. _ Se sintió como algo prohibido llamarla por su nombre, provocó que se mordiese el labio con cierta picardía.

Si había estado distraída antes, el resto del día fue imposible. Por poco explota su caldero en pociones y casi se cae en clase de vuelo. Los profesores estaban algo preocupados, pero un mal día puede tenerlo cualquiera, a fin de cuentas. Especialmente al empezar el curso.

Cuando terminó sus clases pasó por las cocinas, cogió algo de comida de los elfos domésticos y se encaminó hacia la sala de menesteres para encontrarse con Hermione. A medida que se iba acercando, notaba cómo le volvían las ganas de darle un buen sopapo a la castaña si no había cumplido con sus exigencias.

Pero cuando entró, le complació ver que sí que lo había hecho. Hermione estaba cambiada. Más alta, con unas tetas grandes y jugosas y un culo bien relleno. Su melena rizada ahora estaba de un tono rubio, su piel bronceada. Sus pezones estaban adornados con dos aretes de oro que los perforaban, al igual que su nariz y ombligo. Uno muy similar, aunque plano, atravesaba su clítoris. Cuando la vio, le mostró la lengua, recalcando que también había sido perforada.

También tenía tres aretes pequeños en cada oreja y uno grande perforándole el lóbulo. Y justo sobre sus ahora jugosas nalgas, en una caligrafía estilizada podía leerse la palabra “esclava”. Amy en principio no dijo nada. Se quedó observándola. Estaba increíble, debía ...