1. Anna y Lydia


    Fecha: 12/06/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: rosameler, Fuente: TodoRelatos

    Sam acudió con su madre a casa de su tía Enriquetta a pasar un tiempo allí. Sus dos primas, Anna y Lydia los recibieron con grandes besos en las mejillas. El chico estaba en pleno desarrollo hormonal con sus 17 años recién cumplidos. Ambas chicas le sacaban dos años, es decir, tenían 19. Anna pelirroja, con dos buenas tetas y un culo donde hundir uno su pene para perderlo de vista mientras recibía un buen masaje. Lydia por su lado era más bajita, rubia y con dos pequeñas tetas pero especialmente un culito fino, redondo y apretadito.
    
    ―Bueno primo…¿jugamos un rato a baloncesto? ―preguntó Anna.
    
    ―Claro―respondió él.
    
    Hacia algo de calor ya que era verano, vestidos con camiseta y pantalón corto, los tres se marcharon a la pista que tenían en esa gran casa mientras las hermanas se ponían al día.
    
    ―Voy a ir a encestar primo―advirtió la joven.
    
    Lydia miraba como jugaban y su hermana se acercó al chico para pasarle por el lado. Ambos estaban empatados a puntos. Sam estaba algo embobado mirando los pechos de Anna moviéndose de un lado a otro cuando la joven se tropezó y cayó. Fue tal su despiste que fue a parar sobre su primo. La cosa fue que al caer, su cabeza fue directa a la entrepierna del chico con un duro golpe. Sam abrió los ojos y la boca ante la mirada de Lydia quien se llevó la mano a la boca sorprendida.
    
    Sam cayó al suelo agarrándose la entrepierna mientras soltaba unos quejidos de dolor.
    
    ―Lo siento primo―se apresuro a decir la prima mientras le ayudaba ...
    ... a ponerse en pie a duras penas junto a su prima―vamos dentro.
    
    El chico iba ayudado por ellas dos.
    
    ―¿Qué ha pasado? ―preguntó alarmada su madre cuando vio entrar a ellas dos tomando una de cada brazo a su hijo―¿un golpe de calor?.
    
    ―No, nada de eso, Anna se ha caído sobre él y le ha dado justo en las pelotas―respondió Lydia preocupada.
    
    ―Tranquila, soy médica―dijo Enriquetta―túmbalo aquí.
    
    Sam fue llevado hasta el sofá donde su tía le quiso desnudar para comprobar el estado de sus huevos. A pesar de las quejas de este y pidiendo que no lo hiciera, la mujer con ayuda de sus hijas lo desnudó de cintura para abajo.
    
    El chico escuchó unas risas cuando su pequeña polla encogida y sus huevos hinchados quedaron a la vista de todas. Era algo peluda y su tamaño era literalmente de apenas unos pocos centímetros. Entre eso y el dolor empezó a llorar.
    
    ―No llores―dijo su tía―no es…tan…pequeña―se cubrió la boca aguantando la risa.
    
    ―Mamá no seas tan mala―recriminaba Lydia antes de reírse también.
    
    Tras esos minutos eternos para el orgullo del joven, la mujer le revisó y le dijo que no tenía nada, que solamente era el golpe. Le colocaron las pelotas encima de una bolsa de hielo pero eso provocó otro efecto no deseado en él. El pene se le encogió hasta quedarse como un botón haciendo que las chicas se rieran mucho.
    
    Esa misma noche, todos dormían mientras el joven todavía continuaba despierto. Algo que no esperaba al recordar la escena fue tener una erección. Ya no le ...
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