Anna y Lydia - Relatos Eróticos

Anna y Lydia

... dolían los cojones así que agarró su polla ahora dura y empezó a sacudirla recordando los botes de los pechos de su prima Anna. El cuerpo empezó a temblar, hacia tanto que no se la cascaba que pronto sintió un enorme placer, apretó los dientes y expulsó toda una gran cantidad de chorros sobre la taza del váter que más tarde limpiaría.

En la mañana siguiente, fueron los tres a la playa ya que sus madres no querían ir. Fueron a un lugar apartado a pasar el día. Estaba muy tranquila la zona. Se tumbaron sobre las toallas junto a la sombrilla.

―Ay, que bien se está aquí―comentó Anna.

―Desde luego―añadió su hermana.

Todo iba bien hasta que apareció el típico chulito de playa, cuerpo trabajado de gimnasio y con una sonrisa en la cara. Llevaba el típico peinado de rebelde.

Se acercó y mantuvo la distancia con ellas.

―Hola chicas―dijo esté―¿os apetece a alguna de las dos ir a tomar algo?.

―Lo siento, pero estamos ya bien acompañadas con nuestro primo―se aferraron cada una a un brazo muy tiernamente.

―Oh venga…vamos a beber y luego os haré pasar un buen rato―guiñó el ojo mientras seguía sonriendo.

Lydia y Anna se miraron unos segundos antes de voltear a verlo.

―Hacemos una cosa, si tienes una polla más grande que nuestro primo…no solamente iremos a beber contigo sino que luego…puedes divertirte con las dos e incluso…―dijo Anna antes de mirar a Lydia.

―Te dejaremos darnos por el culo―se dio un azote.

―¿Lo decías en serio? ―preguntó esté ...

... sorprendido.

―Una promesa de mujer―dijeron al mismo tiempo.

―Pero…―comenzó Lydia―si en cambio la tienes más pequeña…tendrás que conformarte con una paja.

―¡Entendido! ―dijo enseguida y feliz.

Lydia se colocó al lado del joven quien estaba sonriente, salía ganando de las dos formas mientras Anna se puso enfrente de él con su primo al lado.

―Venga primo, enseña la mercancía―dijo ella.

Sam no sabía que decir, todo había pasado muy rápido y pensaba que sus primas eran algo zorras por hacer aquello. No le dio tiempo a más cuando Anna le tomó el bañador y se lo bajó dejando en pelotas y con su pequeña polla a este.

―¿Eso es toda la polla? ―preguntó orgulloso el chico―anda, mira lo que es un buen rabo―lo dijo tan orgulloso porque ganaba de sobra. Encima se iba a follar por el culo a esas dos jovencitas tan apetitosas.

El pene del joven era más largo y grueso que el de Sam, con unos huevos bastante amplíos y venosos. Una gran mata adornaba por encima como símbolo de virilidad. Encima, esté alzó los brazos sacando pecho y músculos de sus brazos para dejar claro que era todo un gran y viril hombre.

―Joder…menuda polla―dijo Lydia agarrando el pene desde atrás el cual estaba ya tan duro como una piedra y lo levantó hasta su ombligo dejando sus huevos a la vista de su hermana.

―Si…―dijo ella―por cierto, ¿sabes qué película me gusta mucho?.

―¿Cuál es muñeca? ―preguntó con una sonrisa.

―¡El cascanueces!.

La joven levantó con tanta rapidez y fuerza su pie que no le ...