El collar de mi sumisa (parte 1)
Fecha: 12/06/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Montes Federico, Fuente: CuentoRelatos
... dura y distante. Me dio un beso rapidísimo de saludo. Tenía un vestido recto, lo menos llamativo posible, no llevaba maquillaje y en los primeros instantes contestó con monosílabos.
Le mostré las reformas y le encantó como había quedado la casa. Nos sentamos a tomar un vino con una picada de quesos en el living-comedor. Yo había puesto el hogar a leña con fuego pleno y el ambiente estaba como para pasearse sin ropa. Cenamos. Había cocinado su plato favorito y un postre, todo regado con dos botellas de su vino preferido.
Con el paso del tiempo, la tensión inicial se había suavizado y la charla era amena y su actitud mucho más cordial. A las diez, miró el reloj y dijo, como si tuviese una reunión de trabajo a la que no podía faltar, que se iba. Accedí sin chistar, pero le dije que antes quería mostrarle una sorpresa.
Le pedí que cerrara los ojos. Me miró intrigada y con dudas, pero terminó aceptando. Cuando lo hizo, le puse una máscara ciega. Se removió inquieta y preguntó que estaba haciendo.
- “Nada. Sólo es para que no espíes. No quiero estropear la sorpresa”, le dije mientras la llevaba al dormitorio.
Ella se dejó llevar, inquieta pero intrigada. Cuando llegamos, le dije que pusiera las manos adelante y juntas y lo hizo, pensando recibir algo, algún regalo. Pero yo aproveché para colocarle unas esposas de cuero con cierre de velcro. Intentó sacar sus manos, pero ya las había sujetado y la arrastré hacia una pared, donde había colocado un gancho al cual ...
... sujeté la soga que tenían las esposas. Quedó amarrada, con las manos hacia arriba y sin poder ver.
- “¿Qué estás haciendo? ¿Te volviste loco?, preguntó inquieta.
- “No, para nada”, le contesté, mientras le pegaba un chirlo en las nalgas. “Solamente quiero de nuevo a mi mujercita y la voy a sacar como sea de adentro tuyo” “Extraño a la putita que eras conmigo”.
- “Estás loco”, respondió, firme pero sin gritar
- “No lo sé”, le dije, aplicándole otro chirlo. “No querés más ser mi putita. Antes te encantaba”.
- “Déjame ir, por favor”, pidió sin mucho entusiasmo
- “No. Tenés que hacerme caso en todo lo que te pida y después te dejo ir”, le dije mientras acariciaba su cuerpo, sus tetas, su cola.
- Sergio, por favor. Lo nuestro no funcionó”, dijo en tono de súplica. “No quiero volver a pasar por lo mismo”
- “Si, tenés razón. Por eso quiero cambiarlo. Quiero que seas mi sumisa. Quiero atarte y que me obedezcas. Quiero que seas mi hembra. A cambio te prometo mucho placer”, le aclaré aplicándole otro chirlo.
- “Bueno, puede ser. Soltame y lo hablamos. Pero así no.”
- “Ni lo sueñes”, le dije mientras le metía la mano en la entrepierna. Ella contorsionó el cuerpo como intentando evitar mis caricias. Pero la tenía sujeta mientras la acariciaba. Hizo suaves y no muy convencidos intentos de evitar que mi mano baje hasta su sexo, pero la abracé y le acaricié su conchita. Se retorció, protestando, pero sin gritar y fui notando que cada vez su resistencia era menos ...