1. Ayudando a Mamá (03).


    Fecha: 20/09/2017, Categorías: Incesto Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos

    ... movimiento con la cadera – ya estás grande para tomar la leche. - Mirá quién lo dije – increpé – vos también estás grande y bien que te gusta tomar la leche. - Che, que soy tu madre – me dio un suave golpe en el hombro – no me digas esas cosas. - Seguro que mi leche estaba más rica que la tuya – insistí sin dejar de moverme. - Eso sí – soltó una carcajada – si estaba muy rica – con su risa disimulaba un poco sus gemidos. Se quedó mirándome con una radiante sonrisa en la cara, estaba hermosa. Sus ojos eran divinos y estaban muy cerca de los míos. Intenté besarla pero ella corrió la cara y dijo β€œ¡No!” dándome un golpecito en la cabeza, no estaba enojada, de hecho le pareció gracioso, sonreí e intente besarla otra vez, volvió a negarse dándome otro golpecito, así empezó un jueguito en el que yo intentaba comerle la boca y ella me esquivaba, se reía mucho y gemía de vez en cuando. En un momento me aferré a sus muñecas dejando sus brazos apretados contra la cama. La tenía a mi merced. - ¿Y ahora qué vas a hacer? – le dije sonriendo. No me contestó pero igual se mantenía alegre, amagué con besarla y ella movió un poco su cara, volví a amagar pero me quedé más cerca, me froté intensamente contra su entrepierna y su expresión fue cambiando hacia una mueca de placer, sus ojos se entrecerraron y su boquita quedó entreabierta. La besé y justo antes de cerrar mis ojos vi que ella cerraba los suyos. Fue un beso intermitente pero apasionado. A veces nos quedábamos quietos y de pronto ...
    ... alguno movía la lengua o la boca. Liberé sus brazos y ella me abrazó con ternura, seguimos entrelazados en nuestro beso y noté cómo intentaba levantarse. La abracé y la ayudé a hacerlo. Quedé de rodillas con ella sentada de piernas abiertas sobre mis muslos. El beso se tornó más apasionado, ella me acariciaba la espalda y revolvía mi cabello. En un momento se levantó un poco y con la ayuda de su mano orientó el pene directo hacia su vagina. La penetración fue limpia y profunda. Sentí que exhalaba con fuerza por la nariz. Empezó a dar saltos mientras yo gozaba de su rica conchita. Me sentía el hombre más feliz del mundo, estábamos cogiendo otra vez, a pesar de que ella había dicho que no volvería a ocurrir y esta cogida era mucho más intensa ya que era ella quien llevaba el ritmo. Estuvimos así durante unos pocos minutos hasta que ocurrió algo totalmente inesperado para mí. - ¡Ay no, no. Pará! – dijo mi madre alejándose, intenté abrazarla pero se movió rápido y quedó sentada sobre la cama – me vas a volver loca Nicolás – me dijo muy preocupada, me acerqué cautelosamente a ella – no, en serio, no puedo – me dijo poniendo una mano en mi pecho. En ese momento miles de emociones me abrumaron, pero la más fuerte fue la ira. Me enojé mucho con ella, me puse de pie y salí del cuarto azotando estrepitosamente la puerta tras de mí. Con los ojos llenos de lágrimas me encerré en mi propio cuarto. Me pasé la siguiente hora llorando de rabia y de dolor. Hasta me daba rabia estar llorando, me ...
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