1. Ayudando a Mamá (03).


    Fecha: 20/09/2017, Categorías: Incesto Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos

    ... su botoncito de placer, subiendo y bajando repetidas veces y moviendo mis dedos dentro de su ano. Quité mi mano sólo para llenarla con aceite, mientras hacía esto coloqué intencionalmente mi pene contra su culito, no lo metí pero lo dejé bien encajado en el agujerito. - Se siente muy bien tener los deditos adentro – dijo mi madre – pero estaba pensando que tal vez debería probar con algo más grande. - ¿Algo como qué? – pregunté - No sé – mientras hablaba llevaba su colita hacia atrás y sentí cómo mi glande se deslizaba hacia adentro en su suave culito – quisiera estar segura de si ya puedo practicar sexo anal sin miedo – continuó retrocediendo, la cabeza del pene ya estaba completamente adentro y seguía avanzando – tal vez lo mejor sea probar con una verga bien dura y grande, que me lo abra todo – hablaba como si se refiriera a otra persona y eso me calentaba más todavía, mi miembro ya se había metido hasta la mitad en su culito, que se sentía bien calentito y apretado – saber si me dolería tenerla metida toda adentro – la verga entraba más y más hasta que la perdí completamente de vista, ella soltó un suave gemido – y no sólo sentirla adentro, también quisiera que me la metan bien fuerte – la agarré de la cintura y comencé a bombearle el culito con ganas, a ella le encantó, comenzó a gemir de placer - ¡Ahhhhh, ahhhhh! – sus gemidos se transformaron en gritos - ¡Quiero que me rompan el culo! Al escuchar esas palabras mágicas comencé a penetrarla con toda mi fuerza, sacaba mi ...
    ... pene casi completo y se la enterraba sin remordimientos, de un solo empujón hasta que no podía meterla más y volvía a repetir la acción mientras escuchaba sus increíbles gritos de placer. Comenzó a pajearse mientras yo me la culeaba. De su conchita saltaba juguito para todos lados. Me aferré con más fuerza a su cintura, cada vez me costaba más respirar pero mi instinto sexual me decía que no dejara de embestirla salvajemente. Mi calentura era tal que en un momento creí que iba a acabar pero logré contenerme bajando apenas mi ritmo para reanudarlo luego. No quería acabar rápido, quería disfrutar a pleno de ese culito virgen que se abría por primera vez para mí. Le manoseé las tetas descaradamente apretando sus pezones y la fui llevando hacia adelante con el peso de mi cuerpo hasta que me vi obligado a arrodillarme en la cama. - ¡Así Nico, así! ¡No pares! – era la primera vez que la escuchaba rogándome que la cogiera. Lo mejor era que había mencionado mi nombre. Fui cargando mi cuerpo contra el suyo hasta que ella quedó acostada boca abajo, con la colita levantada y las piernas bien separadas, pegué mi pecho a su espalda y cruzando mis brazos sobre sus tetas me aferré a sus hombros. Comencé a darle duras embestidas, la sacaba por completo y mi glande quedaba apuntando a ese agujerito abierto y se clavaba de nuevo con fuerza, me encantaba sentir que le recorría todo el culo con mi verga, que mi pene se frotaba por todo el interior. Lo difícil era sacarlo y volver a meterlo en el ...
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