Me acosté con mi suegra
Fecha: 25/06/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Batimaniac, Fuente: CuentoRelatos
Recuerdo que yo tenía veinte años. Mi novia era una chica muy caliente, siempre dispuesta a tener sexo como y donde fuera. Me tenía tan atrapado que no me daba cuenta que a pesar de ser un par de años menor que yo, me daba tres vueltas en experiencia. Y como no tener tanta, si sus papás divorciados eran de la comunidad swinger. Yo en esa época ni idea tenía que era ese estilo de vida, por lo que lo único que sí notaba, era que mi suegra a sus 45 años era digamos no bonita, pero sí muy sensual.
La primera vez que la conocí, fuimos a comer con mi novia y ella, y desde que la vi con esa figura espigada, una falda elegante pero entallada, creo que abajo de las rodillas, aunque esas caderas deliciosas y esa cintura delgada, me distrajeron lo suficiente como para no notar nada más incluyendo ese amplio busto que en otra ocasión me tocaría admirar, cuando una noche me tocó ir a su casa, y que me recibiera con un baby-doll puesto como camisa, y unos jeans abajo para intentar no mostrar mucho, ante mi visita inesperada.
En esa segunda ocasión me tocó poner mi cara de tonto, ante esos pechos triple D, con pezones obscuros, y sin bra que la tapara, más que la transparente tela del dichoso baby-doll que la hacía resaltar sus atributos. Esa es una imagen que nunca olvidaré. Como dije, no era bonita pero sí con mucho porte. Con un aire señorial que me impresionó. Imagino le caí bien, y tiempo después, cuando ya mi novia y yo estábamos casados, tocó que fuera a quedarse unas ...
... vacaciones con nosotros.
Ya con más confianza, una noche nos pusimos a tomar, y aunque yo no soy de tomar alcohol, pues la visita lo ameritaba. Las horas pasaron y ella se fue soltando. Me contaba sus aventuras, sus decepciones amorosas, y hasta algunas intimidades sobre como era acosada por los hombres. Lo cual en su momento, me causó una erección que me hizo considerar muy apeteciblemente que sería rico ponerle una buena cogida.
En esa ocasión no pasó nada, más que el ir agarrando más confianza entre nosotros. Para que se den una idea, en ese tiempo vivíamos mi esposa y yo en un pequeño estudio, por lo que no había privacidad para nada. A la hora de dormir mi suegra se acostaba en un sofá cama, y nosotros en nuestra cama. Al menos un par de veces no pudimos aguantarnos las ganas tanto a mi esposa como a mi, de una buena cogida con mi suegra al lado.
Recuerdo que una de ellas alcancé a notar que estaba despierta. Yo me calenté y abracé a mi esposa con la intención de cogérmela, y ella aunque intentó resistirse, sucumbió a mis caricias, y pude montarla lo más callado posible. Mientras entraba y salía de mi esposa, de reojo veía como mi suegra se revolvía sin voltear su cara para ningún lado más que como mirando hacia nosotros. Esa vez me calenté muchísimo y imagino que mi suegra también gozó del show.
Tiempo después en otra visita, ya teníamos un departamento más grande, y podíamos tener más intimidad. Aun así, yo me calentaba con mi suegra, pues ella tenía la costumbre de ...