1. Completos desconocidos


    Fecha: 03/07/2025, Categorías: Erotismo y Amor Autor: MalditadelValle, Fuente: CuentoRelatos

    Estuvimos conversando previamente por internet las últimas semanas, habíamos hecho match en una de esas apps de citas. Durante algunas madrugadas, y después de un par de fotos y diálogos sucios, coincidieron nuestras ganas de tener un encuentro para conocernos.
    
    El siguiente sábado, cerca de medianoche, me buscó en mi departamento, me había entrado un mensaje de texto en el celular que anunciaba la llegada del desconocido en cuestión.
    
    Vi por la ventana desde el tercer piso, él esperaba afuera, apoyado en el capó de su goltrend polarizado, hacía algo de tiempo fumando un cigarrillo. Bajé en un instante por las escaleras del edificio para encontrarme frente a él.
    
    Era moreno, de piel cálida, grande, mucho más alto que yo, quizás más de un metro ochenta. Tenía el pelo corto y oscuro, pero le crecía un poco rizado. Su perfil era hegemónico, linda nariz y labios carnosos.
    
    Dejó de fumar automáticamente cuando me vio, llevaba una remera negra con un pequeño cocodrilo bordado al costado del pecho, y pantalones oscuros de corte recto. Tenía una expresión seria, pero cambiaba rotundamente cuando sonreía al hablarme.
    
    Nos presentamos y saludamos con un beso en el cachete.
    
    Mi outfit era una remera de los Arctic Monkeys, combinada con una pollera mini que me ceñía bien las caderas y el culo, y unos borcegos negros a juego. Tenía las piernas algo pálidas, resaltando un par de moretones y raspones que tenía en las rodillas, a algunos sádicos les gusta ver ese tipo de ...
    ... heridas en la piel.
    
    Subimos al auto y dimos un paseo. Conversábamos de manera fluida de diversos intereses en común mientras él manejaba. Era un gusto charlar con un hombre tan encantador, teníamos el mismo sentido del humor y su inteligencia y perspicacia me resultaban sexys.
    
    Los demás detalles del encuentro, aunque agradables, resultan casi triviales, en comparación con los hechos que le siguen, aún más interesantes.
    
    Llegamos hasta el dique de la ciudad, era un lugar tranquilo y desolado, con espacios amplios y frondosos, a lo lejos se percibía la frescura del agua. La noche parecía ideal, podíamos admirar las luces de la civilización desde allí, era un buen panorama.
    
    Aquel hombre a mi lado, su nombre… No nos llamábamos por nuestros nombres, nunca, sólo nos decíamos “mon cher”, pequeña apreciación en francés que significa “mi querido/a”.
    
    A medida que charlábamos dentro del auto, tomó mis piernas y las acomodó sobre las suyas, acarició cada marca y hematoma, apretaba mis muslos y pantorrillas suavemente sin dejar de hablarme, me descalzó para darme masajes en los pies. Sentir sus grandes manos era una delicia, su tacto, su fuerza. Comencé a percibir un leve ardor en la piel, se me aceleró un poco el corazón.
    
    Me sonrojé, y se dio cuenta.
    
    - ¿Acaso te incomoda sentir mis manos, mon cher? - me preguntó, sin dejar de tocarme. Qué descaro, pensé, cuánta malicia de su parte querer evidenciar el goce que me transmitía su toque.
    
    - Sabes que me gusta lo que estás ...
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