Martina-2 - Relatos Eróticos

Martina-2

... me preguntó si podía ofrecerle una taza de té, estaba un poco agobiada y le dolía un poco la cabeza.

Se la llevé y nos sentamos en el sofá, en silencio...yo estaba con ropa informal de hombre. Me miraba fijamente mientras bebía su té…

-”¿Si te digo que me sentiría ahora mucho más cómoda si le hablase a otra mujer?”

-”¿Estás sugiriéndome que me cambie de ropa?”.

-”Si, ven conmigo, Martina…”

Se levanto y me tendió la mano para que me levantase...me llevó al cuarto donde la había instalado y, tras considerar dos o tres opciones, eligió una ropa suya muy sexy, falda corta roja, blusa de gasa negra, pero no la ropa de puta que me había enseñado. Desde la ropa interior las medias el calzado…unos pendientes. No dejó detalle.

Las bragas que usaba eran curiosas porque sujetaban bien los genitales, yo no había visto los suyos, ni ella los míos, pero cuando ella salió para que me pusiera las bragas, me di cuenta de lo bien que me sentaban

-”Siéntate, te voy a poner guapa”.

Me senté en una silla y sacó sus útiles de maquillaje...tardó menos de 15 minutos, se la veía relajada….yo tenía los nervios como cuando estás en medio de algo y no tienes el control, pero sin miedo, una situación inesperada...y terminó.

-”Mirate al espejo...¿Te gustas?.

Lo que vi me impresionó tanto que ya no quise volver a vestirme mas con ropa de hombre. Así se lo dije medio riéndome.

“Ya me puedes mirar de un camisón para dormir esta noche”.

Volvimos a la sala, y nos sentamos ...

... en el sofá, una enfrente de la otra…

-”Tienes que aprender a cruzar las piernas y a sentarte como debes, trata de fijarte en mi...a mi no me costó mucho aprenderlo...si quieres mañana después de desayunar te arreglo las uñas de los pies y te pongo unas postizas que tengo en las manos.”

Se levantó y se acercó a mí, puso su cara a poca distancia de la mía

“-Mira Martina...¿Tu quieres hormonarte para que te crezcan las tetas, te cambie la voz, quieres implantarte unas tetas como tenemos Laura y yo?”.

Nuestras miradas fueron como dos rayos en direcciones opuestas…

-”Pues creo que si, Marta...yo…”

Me tapó la boca suavemente con los dedos de la mano derecha, se acercó lentamente y me besó en los labios, primero suavemente... pero...no tardamos en darnos la lengua con vicio, como si sellásemos una especie de pacto que no sabíamos ni en que consistía ni donde nos llevaría.

Ese paréntesis se cerro al terminar el beso por parte de las dos, estuvimos charlando como dos mujeres...yo ni me di cuenta de la ropa que llevaba, me gustaba el tacto de las medias…

-”Ya cruzas mejor las piernas...aprendes rápido…”

Así transcurrió la tarde...llamamos a un sitio para encargar comida y estuvimos cenando tranquilamente viendo una película de Denzel Washington, un negrazo que está como un queso.

Las cosas de Marta se quedaron en la habitación donde las puso, pero yo...decidí poner a Marta en la mía.

Esa noche nos besamos como fieras, nos pajeamos, nos comimos las pollas ...